El Día de la Ciencia en la Calle desafió la lluvia constante (se echó en falta más experimentos con pluviómetros) y se celebró en el parque de Santa Margarita, a donde acudieron cientos de personas. Esta edición, la XXVIII, contó con más participación que nunca. Marcos Pérez, directos de los Museos Científicos, explicó que son 54 los colegios participantes.
Eso obligó a habilitar otras zonas del parque, no solo las aledañas a la Casa de las Ciencias: el teatro de hormigón, por ejemplo, también se llenó de jaimas. Lo mismo ocurrió en el jardín inferior. Pérez explicó que son en total 62 jaimas y 54 centros escolares. El resto eran centros de investigación.
Y no son solo más, sino mejores. "La gente monta sus cosas para este año, ve lo que hacen los demás, y hay una sana competencia por la atención del público", comentó el director. Porque una de las características de esta feria es que no hay premios, no hay ránkings, solo venir y compartir la ciencia que han aprendido en el colegio.
Uno de los objetivo es despertar la vocación científica, pero a Santa Margarita acuden estudiantes desde Educación Infantil hasta Bachillerato. En este último caso, se encuentran en un momento de sus vidas en las que tienen que decidir qué camino tomar. "Ahí podemos hablar de vocaciones, pero con los críos más pequeños estamos hablando de interés", explicó Pérez, que lamentó el hecho de que el actual sistema de educación permite a los niños alejarse de la ciencia demasiado pronto.
En cualquier jaima podía uno encontrarse a unos niños entusiastas que explicaban a los visitantes cómo crear un piano con plátanos en vez de teclas, empleando la electricidad estática. Túneles de vientos creados con secadores, puzzles, cultivos hidropónicos, impresoras 3D.... "Todas aquellas manifestaciones de cualquier ciencia que pueden tener una perspectiva llamativa, espectacular, sorprendente, de juego, son las que triunfan aquí, da igual de qué disciplina provengan", declaró Pérez.