No resultará sencillo para el Ayuntamiento convencer a los vecinos de las Casas de Franco sobre el proyecto de humanización para la zona. Si el original sacó a más de un centenar de ellos a la calle e incluso provocó el corte del tráfico e la ronda de Outeiro, la versión con cesiones por parte de la concejalía de Movilidad tendrá que hilar muy fino para gozar del visto bueno de los residentes entre el portal 257 y el 261. La postura es la misma que se pudo leer en las numerosas pancartas de la manifestación: no a los muros ni a lo que ellos consideran una eliminación de accesos.
Hace exactamente una semana la asociación vecinal de O Ventorrillo organizó en su local social un encuentro entre los dos partes discrepantes: el Ayuntamiento, que considera la actuación en el área un beneficio para el bienestar de sus ciudadanos, y los residentes, que se consideran encerrados por un muro que ven como potencial foco de marginalidad. Además, los accesos o el depósito de basuras son otros de los motivos de protesta. Durante más de dos horas ambas partes expusieron sus razones y el Gobierno municipal se comprometió a reformular el proyecto con un muro que pasaría de metro y medio de alto a apenas 75 centímetros, así como nuevas rampas de acceso a los portales. A la espera de una llamada para la presentación de los nuevos planos, los inquilinos de las famosas casas no las tienen todas consigo. “No hemos llegado a ningún acuerdo todavía y estamos pendientes de que se pongan en contacto con nosotros y nos pasen los nuevos planos”, explica Pilar Castro, una de las portavoces. “Nos escucharon, pero hay cosas que ellos dijeron que de ninguna manera y otras por las que nosotros no vamos a pasar. El jardin elevado, da igual como lo llamen porque para nosotros es un muro, es un tema innegociable”, añade.
Castro que el proyecto ya nació de forma equivocada, pues considera que el procedimiento debería haberse parecido desde un principio a la reunión de la pasada semana: primero consultar y después ejecutar reivindican los residentes. “Para que esta obra se lleve a cabo tiene que haber un acuerdo con los vecinos, algo que debió existir desde el primer día”, subraya. “Queremos un acceso directo de los portales a la calle, no nos pueden dejar sin accesos”, reitera.
El concejal de Urbanismo, Francisco Díaz Gallego, estuvo presente en la reunión con los vecinos. “Gran parte de las premisas que ellos tenían fueron aceptadas por el Ayuntamiento y trabajamos los nuevos planos”, dice.
El edil subraya, además, que el llamado “muro” nunca fue considerado como tal y sí una base para “arboleda y vegetación”.