Uno de los medidores más fiables para saber cómo se está desarrollando la economía es la generación de basura: cuanto más se produce, más se ha consumido. En este caso A Coruña, y los municipios limítrofes que también transportan su basura a Nostián, generaron de enero a julio poco más de 95.000 toneladas, mientras que el año pasado habían sido 98.526, según datos manejados por la Xunta. Es decir, que ha caído casi un 5% lo que se puede achacar, por lo menos en parte, a los efectos que la inflación ha tenido en los bolsillos de los coruñeses.
El objetivo es que la mayor parte de estos desperdicios se reciclen, claro, La planta de Nostián sufre algunos problemas, sobre todo los derivados de su obsolescencia, dado que se trata de una concesión que se gestiona de forma irregular por la empresa Albada, después de que se agotara el contrato en enero de 2020 sin que el Gobierno local consiguiera sacar a tiempo la licitación del siguiente, un problema que ya se arrastraba desde el Gobierno de la Marea Atlántica. Esto ha provocado una falta de inversión que ha convertido en desfasadas unas instalaciones que cuando se abrieron eran pioneras.
Sin embargo, en los primeros seis meses de este año se han conseguido recuperar material en estos primeros seis meses 2022 7.807 toneladas, y en 2021, en el mismo período, fueron .7486. Es decir, que la media mensual de material recuperado es un 4,6% mayor que en 2021 y un 6,37% más que en el año 2020. Las cifras pueden parecer bajas en comparación con el total de desperdicios, pero se trata de unos ratios más que adecuados, señalan fuentes cercanas.
Hay que tener en cuenta que gran parte de la basura orgánica que entra en Nostián acaba convirtiéndose en compost. Sin embargo, no es de suficiente calidad como para emplearse en trabajos de agricultura, por ejemplo, por su alta concentración de metales pesados y plásticos así que se entrega a una empresa del sector autorizado, de manera que se quema para producir electricidad. En total, se generan cerca de 38.000 toneladas de compost.
En cuanto a los lixiviados (el líquido que rezuma de la basura) se canalizan a través de unos conductos a la depuradora de Bens.
Hay que decir que A Coruña sigue un modelo distinto del de la Xunta, y su planta de Sogama, pasado en el modelo húmedo-seco (contenedor amarillo orgánico, verde el inorgánico) que el Gobierno local considera que obtiene mejores resultados que el autonómico. En un año, Nostián recicla más del 10%, Sogama, más del 16%. Sin embargo, esta última envía al vertedero 233.00 toneladas procedentes de gran parte de la comunidad, a lo que habría que añadir las cenizas producto de la quema de basura, que son también casi tantas toneladas como los desperdicios.
Es importante entender que, cuando se quema la basura, se producen toneladas de ceniza que no tienen ningún aprovechamiento (aunque se está experimentando con ladrillos o asfalto). Pero Sogama no presenta esta materia procedente de la incineración, que situaría su nivel de vertido muy por encima del de Nostián o la de Lousame, en Barbanza. Estas dos últimas apuestan por el compostaje en vez de por la incineración.
En todo caso, las tres planas necesitan mejorar su nivel de reciclaje, y una de las claves más importantes para lograrlo es la separación en origen, que tienen que llevar a cabo los propios ciudadanos cuando meten la basura en bolsas antes de arrojarla al contenedor.