La Policía Local llevó a cabo exactamente lo que demandaban los vecinos de la zona de Juan Flórez y San Pablo: una vigilancia y patrulla que acabó por resultar no solamente disuasoria, sino también punitiva: dos jóvenes fueron sancionados por posesión de hachís y marihuana, gracias a la labor del perro detector Biko.
Sucedió al filo de las 21.00 horas y la intervención levantó un gran revuelo, ya que en ese momento decenas de menores se encontraban preparando la tarde-noche del sábado en pandillas. A pesar de que no se pudo identificar a ninguno consumiendo alcohol en la vía pública, lo que hubiera supuesto una doble infracción, los agentes sí detectaron a muchos jóvenes bajo los efectos del alcohol. Curiosamente, muchos de ellos se vieron obligados a llamar a sus padres.
La zona de San Pablo había sido en los últimos meses escenario de varias reyertas e incluso un joven resultó apuñalado por un grupo de menores que se dieron a la fuga. Además, los residentes mostraron su preocupación por la deriva de algunas pandillas más o menos irrespuetosas o violentas. Cuando los agentes se dejaron ver por la zona muchos de los clientes de locales de hostelería próximas suspiraban aliviados y aplaudían la intenvención.