El sol que brillaba ayer sobre un cielo totalmente despejado transmitía una engañosa sensación de calma: se había declarado una alerta meteorológica en el mar que obligó a cerrar la playa de Riazor, la primera vez desde los temporales que la azotaron el mes pasado. A finales de enero, las máquinas habían vuelto al arenal para levantar a toda prisa la duna que había allanado el continuo oleaje, así que todo estaba listo para recibir la pleamar, que transcurrió a las cinco de la tarde sin problemas.
La alerta tardía, a las doce menos veinticinco de la mañana, motivó que no se cerrara el arenal, y que simplemente se vigilara la presencia de público en la arena, algo que es muy inusual, porque normalmente se toman precauciones incluso desde el día anterior. Por otro lado, el fuerte viento que soplaba a 60 kilómetros por hora procedente del noroeste también ayudó. En todo caso, se trató de una alerta muy breve, puesto que solo duró unas seis horas, según señalan los servicios de emergencia y no supuso un verdadero desafío para la duna recién formada, así que las olas no llegaron a sobrepasarla.
El Ayuntamiento ha contratado a la empresa Aquática para investigar cómo levantar un obstáculo más resistente a los embates del mar que el que se lleva desde 1995 erigiendo la duna al comienzo de la época de temporales después de que una fuerte oleaje derribara la balaustrada. Tiene 362 metros de largo y está compuesta de 23.300 metros cúbicos de arena, pero su eficacia es limitada. En lo que va de temporada, ya se ha levantado cuatro veces.
En cuanto a los próximos días, el pronóstico de Meteogalicia apunta a la típica estabilidad anticiclónica, en la que se mantendrán unas temperaturas mínimas frías, de no más de cuatro grados, y unas máximas que llegarán mañana a los 13, como mucho. “Normais para este periodo”, comunican desde Meteogalicia.
En cuanto a las precipitaciones, no se aguarda ninguna hasta el jueves. Y las playa seguirán abiertas al público.