El aluvión de anuncios de grandes giras que recalarán en A Coruña el próximo año, vuelve a poner en el foco la capacidad de la ciudad herculina para ser el polo musical del noroeste peninsular. La captación para 2025 de artistas como Sabina, Lenny Kravitz, La Raíz, Alanis Morissette o Lionel Richie, que se suman a los que actuaron este año (como Queens Of The Stone Age, Luis Miguel o Juan Luis Guerrra) y lo harán antes de que acabe (como Rod Stewart o Bryan Adams), pone de relevancia la fortaleza de A Coruña como capital musical, que se pueden acrecentar más si se llevan a cabo los proyectos pretendidos desde María Pita, como aprovechar el Mundial 2030 para, con la ampliación de Riazor, incluir al estadio en el circuito de grandes conciertos internacionales de España.
Así lo reafirmaba el Gobierno local esta misma semana al responder a preguntas del grupo municipal del BNG acerca de la reforma del estadio, asegurando que esta estaría justificada por la “demanda de abonos” del Dépor y por la posibilidad de atraer esas grandes giras que se ven en otros estadios de España, como se vio recientemente en Vigo con la visita de Guns and Roses a Balaídos.
La ciudad ya puede presumir de un ecosistema de espacios que otras urbes envidian. Por un lado, tiene como punta de lanza un Coliseum, un recinto que actualmente permite propuestas para más de 9.000 personas, que podrían ser 11.000 si se lleva a cabo su prometida reforma. Pero la alineación de espacios se completa con salas de conciertos y auditorios de mayor calado, como el Palacio de la Ópera, el teatro Colón o Palexco.
Faltarían dos piezas que desde la actual concejalía de Cultura anhelan para completar las posibilidades de atracción de la ciudad. Una es un estadio de Riazor ampliado, lo que permitiría competir para intentar captar a conciertos para grandes masas como los que Coldplay o Bruce Springsteen han ofrecido recientemente en territorio español.
La otra es un espacio para 3.000 personas. Esta última es una idea que el edil de Cultura, Gonzalo Castro, ya planteó hace un año y que mantiene viva. “Desde el punto de vista del Ayuntamiento sería muy interesante disponer de un espacio de gestión pública que tuviese esas dimensiones”, recordaba recientemente a este diario. El edil se refería en concreto a “un aforo a medio camino entre el Palacio de la Ópera y el Coliseum”. Asegura que “algunas iniciativas están analizando espacios a ese nivel” y que no descartaba “que pueda partir de la colaboración público-privada”.
Si todos los deseos se cumpliesen, A Coruña pasaría a tener una alineación de espacios de todas las características: desde recintos para grandes giras como Riazor y Coliseum, otro para formatos intermedios que complementaría a los ya existentes, y un circuito de salas que completaría la experiencia. Todo ello, teniendo en cuenta que durante el verano se activan otras posibilidades: la plaza de María Pita (que como vimos este verano puede albergar a más de 26.000 personas), la playa de Riazor (que en los últimos años vivió récords con más de 70.000 asistentes a la cita con Patti Smith y de 80.000 a la de Tanxugueiras), el parque de Santa Margarita, el de Bens o incluso el muelle de Batería (que llegó a reunir a 12.000 personas con Scorpions o a 40.000 en dos días con el Morriña Fest).
Y todo esto, teniendo en cuenta que la ciudad ha sido capaz de atraer grandes citas, tanto conciertos como festivales, y que el público respondiese. En el recuerdo reciente queda el llamado ‘Supersábado’ del pasado mes de julio. En una sola jornada, la ciudad contaba más de 30.000 asistentes en cuatro citas simultáneas: Robe en el puerto, Juan Luis Guerra y Gilberto Santa Rosa en el Coliseum, el Atlantic Pride en los jardines de Méndez Núñez y el Wake Up and Dream en el parque de Bens.
Los ‘ochomiles’ y ‘nuevemiles’ en el Coliseum no son ajenos a esta respuesta. En los últimos dos años, Rosalía, Tanxugueiras, Morat, Quevedo, Hombres G, Camilo o C. Tangana se dieron baños de masas, al igual que Pixies o Van Morrison. Además, las dobles citas también cumplieron expectativas, como las de Sabina o Fito & Fitipaldis, así como el ‘triplete’ de Melendi, que vendió entradas en tiempo récord, convirtiéndose en el primer artista en lograr este hito en el multiusos coruñés.
Pero, convertirse de facto en la capital cultural del noroeste tendrá que ir acompañado de una serie de deberes. Atender a grandes masas de melómanos requiere también de completar servicios internos como el bus urbano (cuyo nuevo contrato está aun pendiente) o asegurar la oferta de vuelos en el aeropuerto de Alvedro para atraer al público externo.