Coruña Insólita | Justicia, Ley, Derecho y Razón, cuatro guardianas del Palacio de Justicia

Armadas con una balanza y un pergamino, una espada, un libro y una diosa de la victoria, las estatuas que flanquean el edificio desde 1930 aportan la parte más simbólica al conjunto
Coruña Insólita | Justicia, Ley, Derecho y Razón, cuatro guardianas del Palacio de Justicia
Las cuatro estatuas del Palacio de Justicia están situadas dos en la fachada principal y las otras dos, en la posterior | Pedro Puig

El edificio de la plaza de Galicia suele imponer por sus líneas rectas, su majestuosidad y su color blanco. Llama la atención de quienes se acercan hasta allí pero pocos se fijan en las guardianas que custodian el edificio diseñado por Julio Galán y Ricardo Boán. Justicia, Ley, Derecho y Razón son los nombres de las cuatro estatuas que flanquean el inmueble y que vigilan que el Palacio de Justicia haga honor a su nombre.
En el Boletín Oficial de la Provincia (BOP) del 18 de abril de 1929 se publican las condiciones de la subasta para la instalación eléctrica y el mobiliario para el edificio. Además, también se cita “la erección de cuatro estatuas” en las fachadas. Tal y como detallaba el documento, las imágenes debían estar construidas “en piedra caliza blanca de Santander o similar”, confeccionadas por un escultor de crédito reconocido a juicio del arquitecto director.   


En el libro editado recientemente por el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia sobre la historia del edificio que ocupa se detallan las características de las estatuas. Las cuatro van vestidas con largas túnicas, que caen rectas y con pliegues casi geométricos. Van descalzas, miran hacia el frente con decisión y tienen una pose firme, como se espera de los valores que defienden. 


Cada una de ellas posee un atributo diferente que la hace única. No tienen una leyenda que las identifique aunque se sabe quién es cada una de ellas por los objetos que sostienen. Dos están a ambos lados de la puerta principal y las otras dos están en la fachada posterior.


Atributos 

La Justicia, a diferencia de otras ocasiones en las que se la representa con una venda sobre los ojos para poder ser ecuánime y justa, parece ver perfectamente pero tiene en este caso un par de objetos que la definen: la balanza, con la medida justa, para simbolizar el papel que debe cumplir; en la otra mano, un pergamino enrollado, símbolo de conocimiento o de aprendizaje. Está situada a la derecha de la puerta principal, desde el punto de vista de un espectador que se acerque al edificio.


La Ley, también en la fachada principal, aunque a la izquierda de la entrada, porta una espada, apoyada sobre el suelo, como representación del poder y de la autoridad necesarias para poder cumplir las decisiones.


El Derecho, aunque tenga nombre masculino, es también en este caso representado por una mujer. Esta figura está en la parte derecha de la fachada posterior. En las manos sostiene un libro que representa la ley escrita y que en la portada tiene, en relieve, la espada de la ley. El libro no solo es un conjunto de leyes, sino que incluye una forma de aplicarlas y de entender la justicia. 


Por último, la Razón simboliza el instrumento utilizado para interpretar correctamente todo lo anterior. Sostiene sobre su mano izquierda una pequeña estatua, una Niké, la diosa griega que simboliza la victoria. 


Desde hace cien años 

La reclamación de un edificio digno para acoger los juzgados era una antigua reclamación pero en 1925 empieza a ser una realidad. La Comisión Permanente Municipal reclamaba, tal y como informaba El Ideal Gallego del 20 de febrero, que era necesario buscar un solar para el edificio que permitiría sacar la Audiencia del lugar donde estaba, el palacio de Capitanía. 


Una de las ideas era utilizar los bajos del Palacio Municipal, ya que Primo de Rivera se había ofrecido a consignar 800.000 pesetas para terminar el edificio si destinaban parte a la administración de Justicia. También se había estudiado la posibilidad de que las nuevas instalaciones estuvieran en lo que hoy es la plaza de España, entonces Campo da Leña. Sin embargo, pronto se entendió que había que buscar otra ubicación. 


Finalmente, deciden que el lugar adecuado para el nuevo edificio es la plaza de Galicia. Ahí se emplazará el edificio y el Ayuntamiento cederá los terrenos para que el Gobierno pueda construirlo. El 13 de enero de 1926 se publica el decreto en el que se especifican las condiciones. El presupuesto, según ponía el pliego de condiciones, superaba los dos millones y medio de pesetas. 


La primera piedra del edificio se colocó el 14 de marzo de 1926, con la presencia del alcalde, Manuel Casás; el ministro de Hacienda, José Calvo Sotelo, y la bendición del párroco de Santa Lucía. 


Las obras, adjudicadas a Severiano Montoto, durarían aún cuatro años, con varios accidentes e, incluso, una huelga de canteros, entre otras peripecias. El 10 de enero de 1930 se inauguraría el Palacio de Justicia, con la bendición del arzobispo de Santiago, y la asistencia del ministro de Justicia, aunque aún estaban libres los huecos que ocuparían las estatuas.


Las imágenes no llegarían a ocupar sus puestos hasta unos meses después. Tal y como publicaba el diario coruñés ‘El Orzán’, las guardianas del edificio quedarían colocadas a ambos lados de la puerta principal el 21 de junio de 1930.

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