En A Coruña, el hallazgo de un cadáver en un avanzado estado de descomposición el lunes en uno de los bloques de la promoción de A Fontenova ha vuelto a poner sobre de actualidad el problema que suponen estas dos estructuras propiedad de la Sareb, que llevan más de una década abandonadas y que se han convertido en un foco de marginalidad. Uno de ellas es solo un esqueleto de hormigón y lleva años okupada. La otra, casi a punto de terminar, sufrió un allanamiento este mismo año y desde entonces dos sujetos se han instalado en un garaje.  

Según testigos presenciales, estos dos últimos individuos llegaron en Navidad, y desde entonces, la Policía han acudido cuando ha saltado la alarma en un portal. Fue entonces cuando les descubrieron el garaje. “Cuando vimos el candado, no sabíamos por qué era, pero cuando lo pudimos abrir les descubrimos dentro”; explican. Al llegar la Policía Nacional les advirtió que, de haber roto el candado de los okupas, habrían incurrido en un delito, puesto que se trataba de su casa. 

Se da la casualidad, que este edificio, el 380 de la avenida de Finisterre, se reanudaron las obras hace un año, y la Sareb, también conocido como el ‘banco malo’ tiene pensado comenzar a vender los pisos antes de que acabe 2025. Han conseguido la licencia para empezar las obras del garaje, que comparte con el 376 (la estructura de hormigón). 
 

Además, se ha conseguido un acuerdo con la Junta de Compensación (que agrupa a todos los propietarios del suelo) para urbanizar el perímetro. También hay que cambiar el centro de transformación eléctrico antes de pedir a Ayuntamiento la licencia de primera ocupación. 

Puertas soldadas 

Pero la Sareb tendrá que afrontar el problema de los okupas tarde o temprano. Habían instalado alarmas en el 380, pero solo en los portales, así que después de que se colaran en uno de los garajes han decidido solar las puertas del resto como medida extra de precaución. En el caso del 376, una valla rodea todo el perímetro, pero en algunos puntos está rota y oxidada, y hay okupas que llevan viviendo allí durante años, como una pareja que ha construido un verdadero hogar en el entresuelo,  donde viven pacíficamente. 

Es esta estructura la que sufre casi todos los allanamientos. En varios de sus pisos y sótanos hay pequeños refugios levantados precariamente a base de ladrillos, cartones, maderos y mantas, rodeados de toda clase de basura, apoyados en paredes cubiertas de grafitis, porque, además de sin techos, los grafiteros visitan muy a menudo esta vieja estructura. De hecho, fueron ellos los que encontraron el cadáver descompuesto el pasado lunes, mientras buscaban un nuevo muro. 
 

Por su parte, la alcaldesa, Inés Rey, recordó que la Sareb tiene la obligación, como propietaria, de cuidar de estas instalaciones. Aseguró que se pondrá en contando con la sociedad estatal para exigirle que cumpla con sus obligaciones y que “proceda al aseguramiento de las fincas”.