A Coruña, primera parada del ‘Aita Mari’ antes de salvar vidas en el Mediterráneo central

Sus tripulantes aseguran que la ley migratoria del gobierno de Meloni dificulta cada vez más los rescates
A Coruña, primera parada del ‘Aita Mari’ antes de salvar vidas en el Mediterráneo central
Dos de los catorce tripulantes que viajan a bordo del ‘Aita Mari’ | Patricia G. Fraga

Diez días de travesía y miles de vidas salvadas a sus espaldas. El buque de Salvamento Marítimo Humanitario (SMH) ‘Aita Mari’ se encuentra desde el miércoles en el muelle de Oza, donde tuvo que atracar por las inclemencias del mar. Partió de Pasajes (Guipúzcoa) el lunes, con destino Siracusa (Italia), pero la previsión del tiempo era “tan mala”, con olas de hasta tres metros, que tuvo que detener su ruta hasta el Mediterráneo central. Prevé poder partir esta noche. Es la decimotercera misión que emprende este atunero vasco que estaba destinado al desguace y que prolongó su vida útil precisamente para salvar vidas. 


En 2017, debido a la difícil situación en la ruta migratoria más mortífera del mundo, SMH decidió poner en marcha este proyecto de rescate marítimo. “En total hemos rescatado a unas 1.300 personas, pero hemos visto muchas pateras que las patrulleras devuelven a Libia. Ahí los meten en la cárcel, los torturan y las mujeres son violadas. Es muy complicado. Si nos llaman para un rescate y nos encontramos con pateras vacías quiere decir que se los han llevado los patrulleros libios, lo que se denomina devoluciones en caliente”, relata la portavoz de Salvamento Marítimo Humanitario, Isa Eguiguren Ezquerro, una de las catorce personas que va a bordo del ‘Aita Mari’.


Ezquerro, periodista de profesión, salió el lunes de Pasajes junto a ocho tripulantes y otros cinco voluntarios, entre los que se encuentran tres socorristas y dos enfermeras. Prepararse para una misión es un proceso duro. “El barco tiene capacidad para 150 personas y tenemos que llevar a bordo comida para todos. Llevamos a cabo entrenamientos, porque según la patera la forma de abordar es diferente, preparamos los protocolos, etc.”, relata.

 

Italia limita los rescates

Cada misión es un reto. Además, la forma de actuar ha cambiado en los últimos meses debido a la ‘ley Piantedosi’, impulsada por el Gobierno de Giorgia Meloni y que limita los rescates marítimos de migrantes. “Italia te dejaba antes hacer todos los rescates que quisieras hasta llegar a la capacidad máxima del barco. Sin embargo, tardaba mucho en darnos puerto, algo que va contra las leyes marítimas internacionales, pero finalmente lo hacía por desgaste”. 


Ahora, explica Isa Eguiguren Ezquerro, “solo se nos permite hacer un rescate y nos da a toda velocidad puerto, pero ese puerto es el más lejano, a cuatro o cinco días, lo que también va contra las leyes marítimas internacionales”. Esto, además, limita los rescates en esta zona tan mortífera, ya que “existen barcos con una capacidad máxima de 500 personas, pero si solo pueden hacer un rescate y la patera tiene 40, es una forma de desgastar a los voluntarios”. 


De camino al puerto de Siracusa, la misión del ‘Aita Mari’ es atender las llamadas de auxilio. El buque pasa por zonas cercanas a Túnez y Libia, de donde salen las pateras. Así, si hay llamada de socorro, entran en coordinación con Roma y con otras ONG. “Si se nos pide, atendemos a las embarcaciones”, al igual que hace otro barco español, el ‘Open Arms’.


“Hemos pasado situaciones muy difíciles; ver barcas que han sido vaciadas por los guardacostas libios y que la gente se ha tirado al agua, que es una situación gravísima, para ser rescatados. Un chico de 15 años nos dijo que prefería morir en el mar que volver a Libia”, concluye la portavoz de Salvamento Marítimo Humanitario, que en ocho días estará salvando vidas, una vez más. 

A Coruña, primera parada del ‘Aita Mari’ antes de salvar vidas en el Mediterráneo central

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