Diego González Rivas presenta su libro dos veces en A Coruña desbordado por el público que hizo cola para verle

Acompañado de Xosé Ramón Gayoso, el cirujano habló sobre sus viajes y sus pacientes y las historias que cuenta en 'Curando el mundo'
Diego González Rivas presenta su libro dos veces en A Coruña desbordado por el público que hizo cola para verle
Xosé Ramón Gayoso y Diego González Rivas, durante la presentación / Carlota Blanco

Profeta en su tierra como pocos, el cirujano coruñés Diego González Rivas se vio obligado a repetir la presentación de su libro ‘Curando el mundo’, que lleva ya cuatro ediciones en un mes de vida, desbordado por la cantidad de personas que se quedaron fuera del Espacio Avenida


Clara, de Bóveda, era la primera de la larguísima cola, que daba la vuelta a la manzana y llegaba hasta San Andrés. Estaba acompañada de una pareja de Vigo, Rosa y Miguel, que también esperaban desde las cinco para poder acceder al recinto y ver la charla del doctor. Mientras esperaban a que se abrieran las puertas, los pacientes (en este caso miembros del público y no enfermos) miraban de reojo cómo entraba una pareja, Pilar y José María. “Somos los padres de la criatura”, comentaban a modo de salvoconducto para poder acceder.


Dos coruñeses de récord

La periodista Mónica Martínez fue la encargada de presentar el acto, “con dos coruñeses de récord: Xosé Ramón Gayoso, como el hombre que lleva más años presentando un programa de televisión, y Diego González Rivas, como el médico que ha operado en más países del mundo”.


Xosé Ramón Gayoso agradeció a Abanca “que collera este edificio e o reformara” y recordó esos momentos de infancia en los que visitaba el cine Avenida y la perrencha de un Diego González Rivas niño por un helado, una historia que cuenta su tía porque él asegura que no lo recuerda. 

 

 

 


Sobre el libro, Gayoso asegura que es “impresionante” porque no es un libro de viajes, que también, porque en este caso “el destino lo elige el dolor”. “A mí me gusta, aunque no pueda estar en un hospital continuamente, me gusta tener ese contacto directo con los pacientes”, explicó González Rivas. “Todos tienen mi teléfono y me gusta que me escriban y me cuenten cómo van”, añadió. 

 

Contó el caso de una niña de 12 años en Kinsasa que se había tragado una llave y que operaron porque se estaba muriendo y que, de vez en cuando, pregunta cómo está. O el de Tanzania, donde una chica tenía una costilla clavada en el pulmón, que lo atravesaba de lado a lado, sin poder respirar, algo impensable en nuestro entorno sanitario de Europa. “Aún hace poco hable con los cirujanos y está feliz”, comentó.

 

Los que no salen adelante

Gayoso le preguntó sobre los otros pacientes, los que no salen adelante, y el médico coruñés afirmó que es “la parte más dura”. “Nunca lo acabas de asumir y recuerdo muy bien las caras de esos pacientes que se murieron en el postoperatorio, no son muchos pero los recuerdo –añadió–; a mí me alivia pensar que hice todo lo que estuvo en mi mano”. 


Recordó González Rivas también una operación para la que llamaron en Kiev, cuando comenzaba la invasión rusa, una cirugía que se complicó y que acabó siendo un caso muy emotivo, aunque no quiso desvelar toda la historia para que quede algo para quienes aún no hayan leído el libro. 

 

"Recuerdo muy bien las caras de esos pacientes que se murieron en el postoperatorio, no son muchos pero los recuerdo; a mí me alivia pensar que hice todo lo que estuvo en mi mano


El presentador de TVG cogió un libro para leer la primera frase y definir así al protagonista: "A mis padres, que me dieron raíces y alas". El auditorio dio un fuerte aplauso a los orgullosos progenitores, que estaban sentados en la primera fila. 


Gayoso aludió a sus padres como dos de sus pilares en la vida, pero también a las otras dos patas fundamentales en su trayectoria, sus colegas, a los que agradeció su apoyo recordó los primeros tiempos cuando empezó con su técnica Uniportal VATS, cuando se exponía a que todo saliera mal y a que un fallo diera al traste con: “Incluso a quienes dijeron que no y se opusieron porque gracias a ellos lo hice”. 

 

Y, por supuesto, como tercer pilar, los pacientes, que el cirujano afirma que le han enseñado a valorar la vida. “Los mayores aprendizajes son mis enfermos, me han enseñado a valorar mi vida, lo que tengo y a valorar la salud, porque cuando estás bien te olvidas un poco de que estás sano y son ellos los que te ponen en tu sitio cada día”. “Vemos a los enfermos como seres raros y esa persona que hoy tiene un tumor, ayer era como tú”, recordó.

 

Acostumbrado a decir que "imposible es nada", González Rivas habló también de su subida al Kilimanjaro, que le apasionaba ya desde niño, o su afición por el puenting, "cuando nadie en España hacía puenting", aunque ahora se dedique, sobre todo, al surf.

 

Y, como última palabra de la charla, la última palabra del libro, “silencio”, algo que siempre necesita después de las cirugías y que, explicó, le devuelve la paz. Y, tras los aplausos, desalojo de la sala para que pudieran entrar los que se quedaron fuera. Seguramente, también pueda apuntarse este récord porque pocos tienen que hacer un doblete para presentar un libro. 

Diego González Rivas presenta su libro dos veces en A Coruña desbordado por el público que hizo cola para verle

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