Todavía es un referente a día de hoy en muchos hogares a la hora de elaborar platos sabrosos, pero sus recetarios, cargados de humor, son de los menos precisos. En ellos no se habla de gramos, ni de cucharadas, sino de “piernas de ternera o treinta docenas de huevos”. Manuel María Puga y Parga, o lo que es lo mismo, Picadillo, nació hace 150 años. El concurso de tapas que lleva su nombre comienza hoy. Se trata de la vigésima edición y participan 44 establecimientos que ofrecen 52 propuestas gastronómicas. La nieta de Picadillo, Chau Fernández-Gago Puga, enumera varias anécdotas de su abuelo, una persona “humana, curiosa y entrañable”.
Picadillo nació en Santiago, donde estudió la carrera de Derecho. “Una vez iba caminando por la Rúa do Vilar y, si ya con ocho años pesaba setenta kilos, a los 21 era un hombre gordo. Una señora, que estaba fregando el portal porque llovía, lo vio pasar y gritó: ‘¡María, baja a mirar qué hombre tan gordo’. María tardaba y mi abuelo le dijo: ‘Señora, María baixa o non baixa? Porque estou mollándome’”.
“Un circo vino a la ciudad y tenía a la mujer barbuda y al hombre más gordo del mundo. Mi abuelo fue a verlo y después le comentó a este último: ‘Mire, pueden retirar esta actuación del circo porque en A Coruña yo soy el doble de gordo que usted y me ven gratis todos los días porque paseo por los Cantones y por la plaza de María Pita’”.
Se estima que Picadillo llegó a pesar más de 270 kilos. “En Larín había un sastre, Chuco, que quería hacerle un traje. Él, un hombre enorme, fue hasta allí, donde Chuco le tomó las medidas y le dijo que el martes fuese a probarlo. Cuando volvió, a la chaqueta le faltaban tres cuartos para cerrar. Chuco aseguró: ‘Non se preocupe, é a moda’. La manga le quedaba por el codo y cuando le puso el pantalón, no pasaba de las piernas. Mi abuelo, entonces, le dijo: ‘O cú o quero dentro’”.
Manuel María Puga y Parga fue alcalde dos veces. Pertenecía al Partido Conservador, pero en su segunda ocasión ocupando este cargo, en 1917, “hubo una huelga de funcionarios de los ayuntamientos a nivel estatal contra los gobiernos municipales. En A Coruña metieron a la mayoría en la cárcel y mi padre fue a llevarles mantas, comida y ayudó a las familias. Lo echaron del cargo, pero por ser una persona humana. Paco Vázquez siempre me decía que mi abuelo era un modelo por atreverse, siendo de derechas, a ir a la cárcel a ayudar a los funcionarios. Dieciocho sindicatos obreros de A Coruña agradecieron públicamente lo que mi abuelo hizo”.
Antes de ser alcalde de A Coruña, mientras ejercía como juez, publicó en el periódico un artículo en el que pedía “a todas las mujeres, que en aquel momento no teníamos voto, que manipulasen a sus maridos, aunque fuese a bofetadas, y los llevasen a votar por él para ser concejal. Se presentaba como independiente y salió votado”.
“En la familia seguimos todas las recetas, aunque no se pueden traducir a la época actual porque la gracia que tienen es cómo están escritas”, dice Chau. En ‘La cocina práctica’ se pueden encontrar pasos a seguir como “coja una pierna de ternera por la lonja o coja treinta docenas de huevos”. “¿Cuántos comen con eso?”, se pregunta su nieta. “Pero es un orgullo que hoy, más de cien años después de su muerte, se siga vendiendo y sea un libro de cabecera para muchos hogares”.
El que fue presidente del Consejo de Ministros de España, Antonio Cánovas del Castillo, tenía especial cariño por Picadillo. “En casa de mi bisabuelo, Luciano Puga, que era del partido de Cánovas, se hizo una cena, en la que estaba este. A los niños se los llevaron a casa de una tía que vivía enfrente, pero mi abuelo se coló en la casa, donde ya habían terminado de cenar. Cuando estaban marchándose a tomar el café a otro sitio, Cánovas entró en el comedor y se encontró a mi abuelo bebiéndose todas las copas de vino que habían sobrado. Cuando se hizo mayor y mi abuelo ya era abogado, fue a Madrid y entró en el despacho de Cánovas, quien se acordaba de aquel niño que se bebía las copas de vino a escondidas”.
Debido a su físico, el cuadro de Picadillo en la galería de alcaldes que se encuentra en el Palacio de María Pita es el único horizontal. En este retrato, además, aparece el busto que Benlliure hizo de Francisco de Goya, popularizado como premio de cine.
Falleció el 30 de septiembre de 1918 a causa de la pandemia de gripe, que a su vez se cobró la vida de otro coruñés ilustre, Germán Taibo, en este caso en París. Curiosamente, semanas antes de la muerte de Picadillo, estos habían cenado juntos. Su nieta indica que “no es reconocido como un gran escritor, pero es recordado como un gourmet y como una persona especial para A Coruña. Su entierro fue como el de los reyes por la cantidad de gente que había”.
El libro ‘36 maneras de guisar el bacalao’, que publicó en 1901, traspasó fronteras. A día de hoy se pueden adquirir ejemplares en librerías como la famosísima Livraria Lello, en Oporto, supuestamente lugar de inspiración de J.K. Rowling para crear escenarios en ‘Harry Potter’.