"Quand il me prend dans ses bras, qu'il me parle tout bas, je vois la vie en rose", cantaba Edith Piaf en una canción que para unos es una dulzura y para otros ya llega al empacho. Sin embargo, lo que es cierto es que esa canción le vendría que ni pintada a la ciudad de A Coruña como banda sonora para los atardeceres y amaneceres anticiclónicos de esta semana.
Porque si bien el frío está congelando manos y caras en la ciudad, el buen tiempo, con sol y pocas nubes está favoreciendo que los colores del inicio y el final del día deleiten a los vecinos con un gran espectáculo rosado.
La razón tiene que ver casi con una ilusión óptica, ya que cuando el Sol pasa bajo el horizonte, algunos de sus rayos todavía pasan a través de la atmósfera y su luz rojiza se dispersa para aparecer ante nuestros ojos de color rosa o a veces más tirando al rojo.
El buen tiempo que seguirá en los próximos días todavía permitirá ver en alguna ocasión más como el día viene y se va entre un manto algodonado rosa.