Un éxito con raíces en el pasado y que recupera el tradicional orgullo de barrio

Un éxito con raíces en el pasado y que recupera el tradicional orgullo de barrio
Las fiestas de O Ventorrillo llevaron a los vecinos a la calle durante una semana | Patricia G. Fraga

A Coruña se convirtió en un Estado federal altamente descentralizado durante un periodo estival en el que los auténticos protagonistas fueron los barrios. Las tradicionales arterias por las que corre el orgullo ‘koruño’ de toda la vida se convirtieron en capitales itinerantes con la recuperación y promoción de las fiestas tradicionales. 
 

Las celebraciones de María Pita durante el mes de agosto tuvieron como uno de sus grandes objetivos el evitar caer en el un centralismo y centrismo extremo y dejar con ello sin pulso los distintos puntos de la ciudad con motivo de cada gran evento. 
 

La programación del mes de agosto incluyó las fiestas de O Castrillón o Novo Mesoiro, entre otros, y acercaron la periferia a los menos acostumbrados a pisarla. 
 

La primera consecuencia directa la celebró la hostelería, que por ejemplo en el caso de O Ventorrillo se quedó sin existencias el último de los siete días que duraron las actividades. Algo similar transmitieron los vecinos de O Castrillón cuando, tras el recital de Heredeiros da Crus, los bares echaron el cierre pasadas las 03.30 horas. “Es algo que no se recordaba en la zona”, apuntaban durante el mes de agosto. Al igual que la hostelería, el comercio también fue protagonista, incluso principal, en algunos puntos. Más allá del papel de mecenas y patrocinador que tradicionalmente lleva como recompensa el logotipo en un cartel, los pequeños empresarios se echaron a la calle en A Falperra, donde enseñaron el producto. En la mayoría de los casos, además, la programación de actividades contenía guiños para la participación activa de los locales y que los más pequeños se acostumbrasen a entrar en ellos.
 

Así lo expresa Pablo Leira, secretario de la asociación vecinal de Labañou: “No caso da nosa Festa dos Porcos. ¿quen lle ía dicir a un neno de San Roque de Afora que, no seu barrio, non hai moito criaban os porcos que se consumían na cidade?”.
 

Competición sana

Esas ciudades-estado en las que de alguna forma se convirtieron los barrios para la organización de las fiestas, siempre de la mano del Ayuntamiento como colchón económico, incluso rivalizaron entre sí para ofrecer el mejor cartel, la mejor programación y atraer a la mayor cantidad de público posible. Subyace en esa postura un orgullo de barrio que si bien siempre estuvo presente en algunas zonas concretas e históricas también empieza a tomar forma en áreas de más reciente creación. 
 

“Orgullosa de ser de este barrio” fue la publicación de una vecina que se volvió viral tras las fiestas de Novo Mesoiro. Es la fórmula contemporánea de reivindicación, como en su día lo fue tatuarse el código postal, o el “y tú, ¿de qué barrio eres?”. El próximo sábado día 12 Monte Alto recuperará sus actos pendientes, y con ello se cerrará un año con más de una docena de celebraciones de barrio.

 

Jaime Suárez (Presidente Asociación A Falperra)
“La gente estaba reprimida por la pandemia y había necesidad de salir. Las fiestas estuvieron bien y se colaboró en todos los barrios. Para todo el mundo resultó muy agradable”.

 

Víctor Lamela (Presidente Asociación Novo Mesoiro)
“Las fiestas significan que la gente haga vida en el barrio, traer gente de fuera a que conozca la zona y que en redes se muestre lo orgulloso que uno está de vivir en su barrio”.

 

Ramiro Otero (Presidente Asociación O Castrillón)
“Debe existir ese sentimiento de barrio, porque darle vida es darle vida a la ciudad; fue acorde a lo que planteamos para las fiestas: que todos seamos partícipes de María Pita”.

 

David Pujales (Presidente Plataforma Barrio de las Flores)
“Hubo más control y responsabilidad por parte del Ayuntamiento, se nos concedió todo lo que pedimos y la organización en todos los barrios fue  muy buena”.

 

José Ramón Calvete (Presidente Asociación San Pedro Visma)
“Las fiestas de barrio son fundamentales en casos periféricos, rurales o antiguas aldeas, porque siempre se vivieron con mucha intensidad”.

 

Leonardo Méndez (Presidente Asociación Ciudad Vieja) 
“Teníamos ganas de celebración y reencuentro y ha ayudado mucho que el planteamiento fuera la identificación con tu propio barrio y los vecinos; es algo que se había olvidado”.

 

Esteban Velasco (Presidente Asociación Matogrande)
“Ahora se puede hacer de todo, como poner una barra o una pulpeira. Se ha puesto de moda otra vez el concepto de barrio. Cada uno quiere que su barrio sea mejor que el del vecino”.

 

Mónica Díaz (Presidenta Asociación Vecinal de Eirís)
“Significou ver á nosa xente outra vez, por iso penso que houbo máis afluencia que nunca. Nós nunca perdemos o noso sentemento de cidade-aldea, polo abandono que temos”.

 

Pablo Leira (Secretario Asociación Vecinal Labañou)
“Son importantes para o concepto de barrio non como espazo, senón como lugar onde suceden relacións persoais. Conservan a cultura popular e axudan a explicar a nosa historia”.

 

José Ramón Cernadas (Presidente Asociación Vecinal Feáns) 
““El Ayuntamiento colaboró mucho y hubo un resurgir de las fiestas; agradecemos todos los esfuerzos para ello; conseguimos que la gente de la zona volviese”.

 

Aníbal Rodríguez (Vicepresidente Asociación O Ventorrillo)
“Las fiestas consiguieron que gente que solo se conocía de vista entablase relación; la ciudad no solo es el centro, sino sus barrios y la idiosincrasia de cada uno”.

Un éxito con raíces en el pasado y que recupera el tradicional orgullo de barrio

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