Eso de que todos los días sale el sol parece haberse convertido en una realidad e incluso en una costumbre para una ciudad a la que la cuesta de borrasca le llegó en forma de chaparrón y temporal. Y esa cuesta se hizo todavía más empinada para el sector del lavado del automóvil. Más allá de una cuestión psicológica que coincide con el buen tiempo, tener el coche aseado y reluciente es un sinsentido y una quimera en días de mal tiempo.
Sin embargo, 2023 no solamente llegó con chaparrón por una cuestión climatológica, sino también debido a un incremento en los materiales con el que los profesionales han tenido que apechugar para no gravar en exceso a los clientes. Así lo advierte Pablo Fragío, responsable de Lavado Novoa Santos. “Nos subió bastante el producto, alrededor de un 40 por ciento, por lo que nos vimos obligados a incrementar el precio. Estuvimos cobrando 18 euros desde 2006, pero ahora está en 21”, explica. El establecimiento de la zona de Cuatro Caminos lleva siendo un referente en el aseo del automóvil desde 1977 y todavía a día de hoy da servicio a ocho vehículos al día, uno por horario de apertura.
Autoservicio low cost
La proliferación de los túneles de lavado y las cadenas autoservicio son, junto a la subida en los costes, otros de los grandes enemigos de un sector que tradicionalmente se ha basado en un proceso minucioso y artesano, que ahora se ve obligado a apurar los tiempos de entrega. En la avenida de Buenos Aires, en Garaje Miramar ha visto reinventarse el sector y cómo lo barato a lo largo no lo es tal, según afirma Abel, tras 20 años en el mismo negocio: “El gasto que conlleva es similar al nuestro, porque vas pagando por partes y al final te tienes que meter tú dentro con el aspirador”.
Mario, desde su establecimiento DeTail (lavado en seco), ve a los clientes pasar cada vez de forma más eventual. “Ya no se lava el coche con la frecuencia de antes, sino cada dos o tres meses”, afirma, en un cálculo parecido al que apuntan en Lavado Pardo: “La gente lava menos el coche, el que lo hacía una vez al mes ahora lo hace cada dos”. Además del encarecimiento de la vida para el cliente y de los materiales para el establecimiento, hace años que el sector se ha visto condicionado por no poder ofrecer mecánica básica, como cambios de aceites y pastillas, por cuestión de licencia. Al menos, desde hace unos días, todos los días sale el sol.