La política municipal parece singularmente agitada estos días, a raíz de la negativa de la nueva concejala, Susana Soneira, a formar parte del grupo municipal de la Marea Atlántica, aunque figuraba en su lista electoral. El BNG siente que es su momento, y el portavoz de su grupo municipal, Francisco Jorquera, decía medio en broma, medio en serio, que tras las elecciones de mayo pasarían de dos a seis concejales, y ha tendido al mano al Gobierno local, sin embargo, la alcaldesa, Inés Rey, insinuó ayer que piensa seguir en su línea actual (en la que la Marea es socio preferente).
Concretamente, aseguró que el Gobierno local siempre ha mantenido la premisa del diálogo. “Cuando miró a los concejales, a los que veo es a los vecinos. Con esa premisa trabajamos. Si hay alguna fuerza política que quiere poner vetos o líneas rojas o instalarse en el no, será cuestión que tengan que explicar ellos, no nosotros”.
Rey parecía contestar así a Jorquera, que considera que las concejalas no adscritas carecen de la misma legitimidad que los grupos municipales constituidos, puesto que fueron a ellos a quienes votaron los ciudadanos en las últimas elecciones. Por eso piensa el portavoz nacionalista que deben ser estos los que lleven la voz cantante en las negociaciones y, sobre todo, el PSOE, la Marea y el BNG, por ser progresistas.
Esto no ha sentado bien al aludido, que recordó que “o único veto foi o imposto polo Goberno que ela preside, cando vetou a participación do BNG na negociación dos orzamentos de 2022” que pactó en exclusiva con la Marea, cuyos cinco concejales (ahora cuatro) necesita. Como la Corporación municipal está compuesto de 27 concejales, el PSOE que tiene diez, y con los cuatro de la Marea aún mantienen mayoría. Jorquera asegura que quiere que los presupuestos de 2023 se negocien sin exclusiones y recuerda que la Marea y el BNG firmaron con el PSOE un acuerdo de investidura: “Se agora Inés Rey mudou de criterio, sería bon que o manifestase para a veciñanza e os grupos municipais tomarmos nota”.
A pesar de contar con solo dos concejales, el BNG se siente fuerte en medio del agitado clima interno que se vive en María Pita y esto se puede traslucir en las cuentas que echa Jorquera: “imaxinemos que o BNG ten seis concelleiros –Terémolos, pero hai que esperar a maio do 2023–, e considera que para ter mais incidencia, nos fraccionamos en seis grupos (en alusión a las no adscirtas). Iso non é serio”.
Gran parte de la confianza de Jorquera se debe precisamente al desgaste que está sufriendo la Marea Atlántica, dado que ya perdió una concejala cuando Isabel Faraldo, de Podemos, decidió separarse del grupo para representar a su partido por separado. Pero estos dos partidos de izquierdas se han visto muy desgastados, se hallan inmersos en procesos de reorganización y las encuestas no les resultan favorables mientras que el BNG se encuentra en un buen momento. Por eso resulta difícil ocultar que Jorquera espera sustituir a la Marea como socio preferente del Gobierno local el próximo año.