La colocación de la primera piedra de la que sería la Facultad de Ciencias Sociales en el campus de Elviña, obra del arquitecto Manuel Gallego Jorreto, ocupaba la foto de portada del periódico tal día como hoy hace veinticinco años. En 1975, la actualidad miraba hacia la retirada de los trolebuses, que tenían los días contados tras haber estado en servicio durante doce años, además de los diez que trabajaron en Londres, antes de llegar a la ciudad herculina. En 1950, prácticamente todas las noticias eran de fuera de la ciudad, salvo la nota que hablaba sobre la actividad de la comisión Permanente Municipal, que acababa de recibir de la Dirección General de Ferrocarriles el informe pertinente para la que sería la futura estación de autobuses.
El rector de la Universidad de A Coruña, José Luis Meilán Gil, y el secretario general de la Consellería de Educación y Ordenación Universitaria, Máximo García Serrano, fueron los encargados de colocar en el campus de Elviña la primera piedra de la futura Facultad de Ciencias Sociales, que estará terminada en el plazo de un año. Durante la ceremonia se enterró una urna en la parcela en la que se construirá el edificio, que en su interior guardaba tres ejemplares de los periódicos del día y 782 pesetas. Como destacó el rector José Luis Meilán, se trata de “un acto simbólico que suele estimular la construcción, aunque no soy muy partidario de la colocación de la primera piedra porque lo importante son las últimas”. Al acto acudieron también Carlos González-Garcés, concejal de Relaciones Institucionales; Alfonso Barca Lozano, secretario general de la Universidad; José Ramón Soraluce, vicerrector de Infraestructuras y Servicios, el arquitecto Manuel Gallego Jorreto, responsable del proyecto, y el director del Servicio de Obras de la UDC, Miguel Silva. “Es un edificio de casi 17.000 metros cuadrados, que tiene un volumen muy grande para un sitio muy delicado, por ello la edificación se ajusta a la parcela. Se trata de una construcción compacta que no tiene la posibilidad de extenderse, lo que hubiera sido más sencillo y atractivo”, explica el arquitecto.
En el presente año desaparecerán, para siempre, los trolebuses. Todos los troles serán sustituidos por autobuses. El expediente de reconversión de las líneas ha llegado ya a la delegación de Obras Públicas, aunque todavía falte por ultimar algunos trámites burocráticos. Los troles llevan funcionando en la ciudad desde hace unos doce años. Y cuando llegaron ya tenían en su haber unos diez años de funcionamiento en Londres. Viejecitos, por lo que se ve, ya son estos autobuses de dos pisos. Sobre todo si se tiene en cuenta que, por término medio, la vida de una unidad de transporte público colectivo de estos debe oscilar entre los seis y los nueve años, a lo sumo doce. La desaparición de los troles traerá, como lógica consecuencia, una mayor fluidez de tráfico. Desearíamos que la capacidad que tienen, al tener dos pisos, no se vea mermada.
Bajo la presidencia del alcalde accidental, señor García Crespo, celebró sesión la Permanente Municipal, que despachó los 21 asuntos del orden del día en tres cuartos de hora. Se recibió el informe de la Dirección General de Ferrocarriles acerca de las condiciones que debe reunir la estación de autobuses que se proyecta. Fueron autorizadas licencias de obras y aperturas de establecimientos y la recaudación en los fielatos durante la primera decena del mes ascendió a 113.803 pesetas. Además, el señor García Crespo propuso y así se acordó que constase en acta la satisfacción por los solemnes actos celebrados en La Coruña durante la Semana Santa. También constará en acta la gratitud del Ayuntamiento a los centros benéficos que realizaron la distribución de comidas a los pobres con motivo de la boda del Jefe del Estado.