Miles de coruñeses visitaron los parques y miradores de la ciudad hace 25 años para contemplar el último eclipse de sol del milenio, un acontecimiento que mereció la fotografía principal de portada en la edición de El Ideal Gallego del 12 de agosto de 1999, en la que también tuvo protagonismo la exposición del tesoro de Cícere recién inaugurada en el castillo de San Antón, una selección de joyas de 4.500 años de antigüedad que nunca se habían mostrado en público. Hace 75 años, en 1949, fue un viernes en el que se habló mucho de la carrera ciclista disputada en la pista de ceniza del Estadio. Roca, en la categoría de aficionados, y Edreira, en la de las primeras series regionales, fueron los vencedores en Riazor, ambos imponiéndose al sprint.
El buen tiempo permitió a los coruñeses contemplar sin problemas en 1999 el último eclipse de sol del milenio. Miradores y parques se llenaron ayer de vecinos equipados con los más variados objetos de observación, desde gafas especiales para este uso hasta artilugios de cartón y prismáticos para proyectar la imagen. El eclipse no causó incidentes en A Coruña: el tráfico fue fluido y no hubo consultas médicas ocasionadas por problemas oftalmológicos provocados por la radiación. En el parque de Santa Margarita, la jornada incluía un programa de televisión en directo, realizado por la TVG, que instaló también una pantalla de vídeo en el exterior del museo para que los más de dos mil ciudadanos que se acercaron hasta la Casa de las Ciencias pudieran observar el eclipse con nitidez. Los técnicos del Planetario contestaban ayer las dudas del público que preguntaba por las medidas de seguridad, cuándo iba a ser el momento máximo o si se iba a hacer de noche.
Por otra parte, el castillo de San Antón expone desde la jornada de ayer el tesoro de Cícere, unas joyas de 4.500 años de antigüedad que nunca se habían mostrado en público. El valor de las piezas, halladas de una “mámoa”, se desconoció durante años. Sus descubridores las utilizaban para herrar zuecos.
Patrocinadas por la Comisión de Fiestas del Excmo. Ayuntamiento, y organizadas por el Departamento de Deportes, de Educación y Descanso, se celebraron ayer unas carreras ciclistas en la pista de ceniza del Estadio, en las que participaron varios corredores agrupados en las categorías de aficionados y primera serie regional.
La prueba inicial de la jornada, o sea la de aficionados, se corrió por el sistema de eliminatorias a partir de la sexta vuelta, ya que después el que pasaba en último lugar por la meta tenía que abandonar. José Edreira y Vilariño llegaron juntos a la recta final, momento que aprovechó Edreira para adelantarse en fuerte “sprint” y clasificarse vencedor. Por lo que se refiere a la carrera de las primeras series regionales, la lucha quedó limitada a Yáñez y Roca, quien impuso su potencia de “sprint” para conseguir el triunfo.
Con un lleno completo, tarde gris, sin sol, y bajo la presidencia del teniente de alcalde Sr. Tizón, asesorado por el Sr. Minguillón, se celebró el domingo la segunda corrida de abono, con seis toros de la ganadería de Sánchez Rico, de Salamanca, antes de Contreras.
La ciudad rebosa de público estos días, cumbre y apogeo de las fiestas herculinas de 1924. Y el cívico gentío se desborda en optimismo popular por rúas y plazas, por muelles y jardines. Diríase que miles y miles de representantes de toda Galicia se han dado cita estos días en la ciudad que una vez más se siente orgullosa de llamarse la capital de la región gallega.
Y es justo este orgullo de todo buen gallego, que se agiganta en el corazón de todo coruñés; porque nunca como ahora La Coruña se muestra como la ciudad siempre alegre y confiada.