El ambiente se está volviendo irrespirable por momentos en Alcalde Marchesi. La flamante calle peatonal, recientemente estrenada con su suelo ajedrezado de verde y gris, es el territorio por el que se mueven muchos toxicómanos. Harta de los problemas que causan, una hostelera de la vecina calle Primavera, ha colgado un cartel en la puerta de su negocio en el que advierte de que no se permite la entrada a nadie que consuma drogas o que lleve algún arma. Asegura que su estado es lamentable: “Uno se meó en la silla”.
Los problemas comenzaron en noviembre, cuando la zona estaba vallada. Entonces empezaron a aprovechar la cobertura de las vallas para consumir estupefacientes aunque antes ya lo hacían detrás de los contenedores. “Han entrado aquí para fumarse un chino (heroína) en el cuarto de baño. O porros en la terraza”, asegura la indignada hostelera.
A ella le abrieron el coche recientemente, aunque no le robaron nada, pero en el local de al lado reventaron el cristal. Ella cree que la única solución para conseguir espantar a estos indeseables clientes es restringir el derecho de admisión, como ha hecho. “Hay algún local que les atiende, y por eso vienen por aquí”, asegura.