Que A Coruña se posiciona cada vez con más fuerza en el mapa global es una realidad incontestable. En muchos sentidos ha dejado de ser “la ciudad del Deportivo” para despertar una evocación propia en muchos turistas. Fruto del boca a boca, de la experiencia y de la satisfacción de los que la han disfrutado, la hostelería como motor de esa industria se siente en la necesidad de generar cada vez una mayor conexión con los clientes foráneos. Sin embargo, en el otro lado de la ecuación está lo que muchas veces es un mal endémico: la fluidez en inglés no es muchas veces la deseable y todavía dista mucho de lo que se puede encontrar en el resto de Europa. Por eso, y aunque todavía no es una condición para la contratación, sí que el dominio de la lengua de Shakespeare pone a los candidatos a los puestos de trabajo del sector servicios en una pole position.
Que el ‘English spoken’ o el ‘se haba inglés’ haya dejado de ser un rara avis no significa todavía que la cartelería o el servicio esté íntegramente enfocada a los extranjeros, como sí sucede en lugares como Mallorca, Ibiza o Benidorm. Según Héctor Cañete, presidente de la Asociación Provincial de Empresarios de Hostelería, la evolución es también un reflejo de la sociedad. “Supone un plus también para el español medio, porque no somos grandes conocedores”, reconoce. “Siempre se valora como un plus, pero es cierto que ya se nota que en cada local ya hay alguien que se defiende. Si queremos dar un buen servicio hay que tener un dominio mínimo, es la segunda lengua más hablada del mundo”, añade.
Si hay un lugar donde en ocasiones el castellano y el gallego se convierten en lenguas minoritarias ese es La Marina. El presidente de los hosteleros de la zona, Alberto Boquete, cree que se trata básicamente de saber a qué público se ‘enfrenta’. “En otras ciudades todavía más turísticas hay la costumbre de exigir el inglés, y por lo menos yo lo tengo muy en cuenta a la hora de contratar. Si estás tratando siempre con turistas es un aspecto evidentemente a valorar”, dice el también propietario de La Mansión 1783.
Por su parte, a Emilio Ron también le toca lidiar con visitantes en el céntrico Cine París. “El inglés es cada vez más importante a la hora de contratar, es cierto que no hay camareros, pero los idiomas deben ser en muchos casos un elemento diferenciador”, advierte. “Galicia es el secreto mejor guardado de España y nuestra meta es crecer por ahí”, prosigue el también gerente de un grupo hostelero.
Menos situaciones de ‘lost in translation’ parecen darse en una noche donde la comunicación básica y la valentía de algunos cubren cualquier necesidad. Luis Diz, presidente de Galicia de Noite, lo tiene muy claro. “Un Johny ‘Coke’ es lo mismo en cualquier lado”, bromea. Y es que el ‘una cerveza, por favor’ puede ser una de las expresiones en castellano que antes llega a aquellos con más problemas para asumir nuestra lengua.