La segunda mitad de 2022 se ha convertido en una montaña rusa de sensaciones para el sector hostelero de la ciudad, que ha pasado de celebrar los resultados de un mes de agosto para la historia a un apagón en forma de protesta por la factura de la luz y, entre medias, encontrar grandes noticias como el puente de Halloween. De nuevo en lontananza se divisa esta vez lo que será el último gran bocado del año: Las cenas navideñas, un género que comprende empresas, amistades y familiares. 

El ritmo de reservas para lo que serán los primeros grandes reencuentros o celebraciones profesionales desde 2019 apunta al lleno total en el sector, tal y como reconoce Héctor Cañete, presidente de la Asociación Provincial de Empresarios de Hostelería: “Están entrando muchas reservas, la gente está muy animada y estamos seguros de que será un muy buen año. Creemos que se agotarán las mesas disponibles”. 

No obstante, tal y como sucede con toda buena noticia que recibe la hostelería desde la pandemia, cada celebración lleva un pero en forma de coletilla. Esta vez la incidencia se ha detectado a la hora de cerrar los precios de los menús, una consecuencia directa de la inflación y la incertidumbre en los costes. “El hecho de no poder cerrar bien los precios de los menús genera cierta preocupación, porque si te encargan marisco o cualquier cosa de pescadería es complicado”, afirma cañete. “Con el precio disparado está todo el mundo algo reticente en ese sentido”, añade.

Acuerdo para el convenio
La de ayer fue una jornada de alivio para el sector, tras alcanzar un acuerdo para su convenio colectivo. Éste contempla que, en tres años, los trabajadores cobrarán un 11,75 por ciento más. 
Habrá también una formación obligatoria, que el trabajador podrá realizar con un incremento de 20 euros en su sueldo o, de forma gratuita, a través de la Asociación para los establecimientos que forman parte de la familia  l