¿Estás depre? Quién no ha escuchado esa frase. Para la psicóloga sanitaria Isabel María Varela Castiñeiras tiene dos problemas. El primero el “estás” delante, como si de un estado de ánimo se tratase, y el segundo esa falsa creencia de que la depresión es sinónimo de tristeza. Esta semana se celebró el día mundial de la lucha contra este trastorno, uno de los más comunes y prevalentes, pero que todavía vive rodeado de mitos y falsas creencias. Para Varela, que forma parte del equipo de la Asociación Pro Enfermos Mentales de A Coruña (APEM), es una gran desconocida, como todo lo que envuelve la salud mental.
La depresión está encuadrada en el grupo de los trastornos afectivos y se define como el hecho de sentirte triste, melancólico, infeliz, abatido o derrumbado. Esa es la descripción básica, pero no son los únicos signos de esta enfermedad mental que se puede presentar de diferentes maneras. “Para diferenciar cuándo podemos estar ante una depresión, es fundamental tener en cuenta la duración e intensidad de los síntomas. Tienen que ser cuatro o más. Cuando es clínica, esos sentimientos interfieren con nuestra vida y durante un tiempo que pasa de dos semanas”, explica la psicóloga de APEM.
Asociar depresión y tristeza es algo común pero a veces errado. “La depresión no es estar triste. La tristeza es un sentimiento, una emoción normal que forma parte de nuestras vidas y que la experimentamos todos en algún momento. Pero la depresión es una enfermedad que interfiere en nuestra forma de vida de manera significativa”, aclara Varela.
“Hay depresiones sin tristeza, hay quien experimenta enfado, apatía o desgana”, asegura. Perder el interés, dejar de disfrutar cosas que antes encantaban, la fatiga, el cansancio, el aislamiento o el insomnio también pueden ser signos de una depresión. “Hay que hilar muy fino para dar el diagnóstico adecuado. Son cosas que sentimos todos a veces”, alerta la psicóloga sanitaria.
Hay situaciones que nos pueden hacer pasar por períodos cortos de síntomas relacionados con la depresión, aunque eso no signifique padecer el trastorno. “Ante algunos casos donde hay un factor estresante, como una ruptura amorosa o perder un trabajo, todo el mundo dice ‘se va a deprimir’. No. O depende. En algunos casos no pasa nada. Lo normal es reaccionar con tristeza”, reflexiona la especialista.
Para ella, el lenguaje en salud mental es muy importante. “Todo el mundo te dice ‘no tengo ganas de nada’ y no están deprimidos. Están pasando una mala época. Es una muletilla que se utiliza mucho”, lamenta.
Otro mito que rodea la depresión es que las personas que la padecen de forma severa tienen un carácter débil o falta de voluntad. “No tiene nada que ver. En Galicia está la frase de ‘se fora a sachar seguro que lle pasaba todo’. No es así. Es la enfermedad que se lo impide”.
Tener una buena red de apoyo es fundamental para una persona con depresión. Aunque no es un camino fácil, la psicóloga de APEM destaca la importancia de apoyar y escuchar. “No hay que dar demasiados consejos ni intentar convencerlos de nada. Tienen que ir poco a poco porque si no hacen como las crisálidas, que se cierran y después ya no puedes llegar a ellas. Preguntarles ‘¿qué es lo que menos trabajo te cuesta hacer?’. Porque eso sí que lo va a poder hacer y no se van a sentir mal”, recomienda Varela.
La psicóloga también destaca el papel del médico de Atención Primaria: “Son una parte muy importante porque cuando a uno le pasa algo así van allí. Es la primera entrada al sistema de salud”.
La Asociación Pro Enfermos Mentales de A Coruña trabaja centrado en la persona con casos más severos de depresión crónica, llamados distimia. “Trabajamos en conjunto con los trastornos que vienen derivados del Sergas. Les hacemos un plan individualizado de intervención y ahí vemos qué necesidades tienen y qué están dispuesto a hacer, para no forzarlos y que después abandonen el recurso y queden desamparados. Es lo último que se quiere”, explica Isabel María Varela.
Para la psicóloga de APEM, todavía queda mucho camino por andar en salud mental. “Hay concienciación pero hay mucha falta de recursos. La salud mental es la hermana pobre de la medicina. Hay pocas camas, pocos psiquiatras y psicólogos, poca visibilidad. No se quiere ver porque es fea”, zanja.