La primera promoción de alumnos formados con normalidad postpandemia en la Escuela de Hostelería
Álvaro Cunqueiro será una realidad en dos semanas. Sin embargo, aún con el delantal de aprendices puesto, saldrán por la puerta de la calle de Félix Acevedo para entrar directamente en un restaurante de referencia y una nueva realidad laboral bajo el brazo. La explicación está en piruetas de virtuosismo como la que servirá de despedida en las próximas dos semanas: ocho días (de lunes a jueves), con ocho platos en forma de menú degustación de los platos más representativos de la street food oriental. Un máximo de ocho comensales comprobarán cómo, en nueve meses, los alumnos han dominado un registro local primero, nacional después y ahora capaz de mimetizarse con la comida de las antípodas.
No se quedará en los ocho platos para degustar con las manos una experiencia que pretende ir mucho más allá. El restaurante que los propios estudiantes han preparado, atendido, servido y gestionado pasará a ser una izakaya: una versión nipona de la taberna gallega de toda la vida, en la que tanto se puede comer como beber en forma de afterwork. El profesor Pablo Caridad reconoce que la ‘asignatura’ de internacional ha supuesto todo un desafío, pero resulta representativa de un futuro que ya está aquí para el sector y para el trabajador: “Queríamos una performance en forma de izakaya y una experiencia con sorpresas incluidas que preferimos no desvelar. La idea era que, tratándose de internacionalizar, no podíamos tocar todos los países, así que nos centramos en una street food donde se coma más bien con la mano: laosiana, vietnamita, japonesa o china”.
El paso de lo local a lo global en las tiene que ver no solamente con una creciente oferta y demanda en la que se difuminan las fronteras, sino también con el perfil de los alumnos de la Escuela de Hostelería Álvaro Cunqueiro, única de carácter privado en la ciudad. “Credos, orígenes y nacionalidades muy dispares han tenido un nexo común a través de la cocina”, señala su profesor. “Un grupo ecléctico, de diferentes edades y orígenes, ha conseguido homogeneizarse hacia una carta gallega primero, nacional después y finalmente internacional”, prosigue.
Pero si los gustos de los clientes se han moldeado hasta normalizar lo que antes podía resultar exótico también las inquietudes de los profesionales han variado de la mano de sus realidades. “La que viene es la generación de la conciliación en la hostelería, que lo entiende de otra manera y están preparados para la tecnificación; ya no se piden 16 horas al día”, advierten desde la escuela.
Se refiere la RAE al concepto de dan como “cada uno de los diez grados superiores concedidos en las artes marciales a partir del cinturón negro”. En el caso de la improvisada izakaya la lista se reducirá a ocho y cada uno será una propuesta dentro de una experiencia que estará disponible por ocho días desde este lunes. El precio de la misma será de 25 euros y las plazas son muy limitadas.