El 8 de noviembre de 1895 Wilhelm Röntgen descubre los rayos X. Han pasado 129 años desde ese día y, con ellos, muchos avances que han hecho de la radiología el pilar fundamental del diagnóstico. En palabras del jefe de este servicio en el Chuac, José Manuel Castro, es una especialidad “crucial” que ha progresado de forma “impensable” en los últimos años y que se enfrenta al reto de dar una respuesta cada vez más precisa al clínico y al paciente.
“El 80% de las decisiones médicas se toman en base a pruebas radiológicas. Somos un servicio central y, a veces, pasamos más desapercibidos que servicios donde el paciente contacta directamente con el especialista, pero jugamos un papel fundamental”, asegura.
Ya solo en el Chuac, se realizan 50.000 pruebas de este tipo al año. “Somos muy conscientes no solo del número, sino de la ansiedad que producen estas pruebas. Ponemos todo nuestro esfuerzo en dar la mayor información posible a los pacientes, sabiendo lo angustioso que es hacer una prueba para saber qué es lo que le pasa, si el tratamiento que está recibiendo es efectivo, conocer si una enfermedad está estable o realizar una técnica que alivie o cure su proceso”, enfatiza el jefe del servicio en el Chuac.
Humanizar el trato es clave para Castro, especialmente al hablar de una técnica que “no deja de ser un tipo de radiación”. “Sobre todo en pacientes en edad infantil o embarazadas, nos obliga a utilizarla con racionalidad y solo cuando el beneficio de alcanzar un diagnóstico supera el riesgo”, explica el especialista.
Castro afirma que los avances tecnológicos han permitido reducir la radiación que se emite en determinados estudios, como la mamografía o el escáner. Aunque estos, al igual que la radiología simple –conocida popularmente como prueba de rayos–, utilizan una mayor dosis de rayos X, permiten “visualizar todas las estructuras anatómicas del cuerpo con una mayor precisión, no solo estructuras óseas o de partes blandas, sino los más pequeños detalles del organismo de poco más de dos milímetros”, añade.
También existen pruebas sin emisión de radiaciones, como la ecografía o la resonancia magnética, que ocupan una parte importante de esta actividad.
La radiología no solo se centra en el diagnóstico, también tiene una faceta terapéutica importante. Aquí entran técnicas mínimamente invasivas, como biopsias, tratamientos de radiofrecuencia de tumores o extracciones de coágulos en casos de ictus, entre otros.
El radiodiagnóstico es una especialidad en constante evolución. En este escenario, la inteligencia artificial es clave y ya se está utilizando. “Desde mediados del año pasado hemos introducido estas técnicas para estudios urgentes de radiología musculoesquelética y de tórax. Facilita mucho la toma de decisiones al poder el médico tener una valoración en cuestión de menos de un minuto”, explica.
Castro reivindica la importancia de conmemorar cada 8 de noviembre el Día Internacional de la Radiología: “Todo nuestro esfuerzo se centra en saber, diagnosticar y tratar el bien más preciado que tenemos: la salud”.