A punto de cumplir dos décadas al frente de los vecinos de Feáns, José Ramón Cernadas (A Coruña, 1946) sigue hablando de su “pueblo” como el remanso de paz idílico en una ciudad de barrios. Por el camino en estos casi 20 años se le han caído dos referentes festivos: carnaval y la Fiesta de los Chicharrones. Sin embargo, hoy y mañana la Virgen del Carmen llenará la zona de música y ‘troula’.
Feáns siempre ha sido un lugar fiestero...
Llevo muchos años aquí y me consta que desde la Guerra Civil no hemos pasado ni un año sin fiesta. Nuestro patrón es San Fernando, pero celebramos la Virgen del Carmen por una imagen que nos habían regalado a la capilla del pueblo. Desde ese momento hacemos las fiestas de verano en su honor. Ahora, la capilla está suplantada por el centro cívico, una de las muchas burradas que se han hecho en este barrio a lo largo de los años.
¿Qué espera de este Carmen?
Las tradiciones en los pueblos son lo que tienen que perdurar siempre. Si no tienes tradiciones te conviertes en un barrio o ciudad dormitorio. Feáns tiene sus raíces propias. Tenemos las urbanizaciones Breogán y Obradoiro, que se unirán, y entre todos ya pudimos exigir más para que nos alimenten a todos. Estamos contentos con el cartel, porque hemos luchado mucho. Expusimos que somos tres barrios dentro del pueblo. Fue a ultimísima hora cuando conseguimos la contratación de una orquesta.
Siempre con los carnavales y los chicharrones en el recuerdo....
Feáns es un pueblo de muchas fiestas, con gente que colabora cuando lo necesitamos. La pandemia nos rompió todo con el medio, con mucha gente que se quedó por el camino. Hacíamos unas carrozas impresionantes y ganábamos, pero la gente joven ya no se sube al carro.
Después de la pandemia usted dijo que se había frenado Feáns, ¿aún lo siente así?
Se apagó muchísimo en todos los sentidos. En la Fiesta de los Chicharrones teníamos expertos importantes, pero se murieron durante la pandemia. La gente cogió recelo y engancharlos es difícil. Los chicharrones no son de Feáns, sino la mejor fiesta gastronómica de la ciudad, como dijo Xulio Ferreiro la última vez que vino a celebrar y a disfrutar de la fiesta.
Muchas veces se refiere a Feáns como pueblo, ¿descartan la calificación de barrio?
Es un pueblo. Aquí todo el mundo tiene su huerta, con cebollas o tomates. Somos la capital de la parroquia de San Fernando. Eso en los barrios de una ciudad no se ve, como el pequeño río descubierto.
A su lado crece Novo Mesoiro y han pedido llamarlo Nuevo Feáns...
Novo Mesoiro se acopló muy bien a Feáns: hay gente joven y encantadora que nos ayuda en muchas cosas.
Ojalá todos los barrios fuesen así.
Habitualmente presumen de ser un remanso de paz dentro de la ciudad...
Somos un lugar con mucha paz. Tenemos una coral polifónica, juegos para mayores y churros o castañas para los niños. Nadie paga nada, y lo que nos importa es ser respetados.
¿Cuáles son las principales urgencias del barrio ahora mismo?
Tenemos un tráfico tremendo en lo que antes era una carretera pequeña y que no se ha aumentado para nada. Hay momentos del día en los que es imposible circular por ahí. Sería importante darle solución a un problema que tiene que ver con el día a día de nuestro barrio.
¿Qué mensaje mandaría a los vecinos de los otros barrios para que se animen a probar las fiestas de Feáns?
Cada barrio tiene sus formas de ser, estar o actuar y es complicado darle consejos a nadie. Nos gustaría que vinieran a conocernos, porque tenemos una manera de vivir muy determinada. Son todos bienvenidos. Seguro que lo pasaremos todos muy bien.