Tres décadas de actividad cumple esta tarde-noche la asociación vecinal Cuatro Caminos-A Barcarola, una de las más longevas e intensas de todo el mapa asociativo. Un tercio de esa existencia ha estado presidida por Juan Iglesias (A Coruña, 1957), el mismo que se ha encargado de diseñar una exhibición artística de todas las actividades que realizan los más de 125 socios, así como una cena-baile que promete muchas risas y anécdotas.
¿Cómo se mantiene una asociación fuerte durante tantos años?
No es fácil, porque cuando entré había un conflicto interno, y también un poco de follón. Los años de la pandemia se nos complicaron con el cierre del centro cívico y nos mandaron a Los Castros. Luego nos dejó un local la UGT. Todo eso provocó que nos costase recuperarnos. No estuvimos muertos, pero sí a punto. El año pasado ya recuperamos un poco y ahora por el aniversario hemos conseguido reunir más de medio centenar de socios nuevos.
¿De dónde se saca la motivación para diez años al frente?
Todo el mundo primero piensa que te vas a hacer de oro y luego que le vas a solucionar sus problemas. No soy político, puedo pedir y encontrar quien te haga caso. Al trabajar, los primeros años solamente podía estar disponible los fines de semana. Ahora que estoy jubilado y tengo más tiempo, no quería dejar que esto se acabase. Somos una familia que se conoce desde hace años. No queremos que la gente se quede en casa viendo la televisión y sí que, de paso, que aprendan una actividad.
Pocas asociaciones ofrecen tantas actividades...
Hacemos las dos cosas: tenemos un buzón abierto para que nos dejen las quejas del día a día como las aceras o las luces. Que nos cuenten cómo creen que deben ser las cosas. Lo que pasa es que las actividades llaman a la gente a conocer otras personas, hablar y estar entretenido. La propia junta directiva da vueltas por el barrio. También tenemos un whatsapp con los comerciantes para estar conectados con ellos.
¿Con qué recuerdo se queda de estos 30 años?
Realmente la asociación se forma cuando gobierna Francisco Vázquez y concede una cafetería en San Pedro de Mezonzo. Ahí se juntaron una serie de vecinos y comerciantes y eso fue el germen. Ese es el recuerdo que tengo de los comienzos. Con especial cariño recuerdo ese primer año como presidente, porque aparte de calmar las cosas intentamos que ese potencial que tenía la asociación que se extendiera por el barrio. Se empezó a comentar que había una asociación que hacía cosas.
¿Cómo era y cómo es Cuatro Caminos?
Hemos ido a mejor. Siempre estamos en contacto con los que mandan, con las administraciones, y lo bonito es que les llegue lo que tú les comentas. Cuando tienes una concejala de barrios como Diana Cabanas ya tienes la solución a lo que solicitas. Es lo que se buscaba hace años: que alguien haga caso con esa inmediatez. Hay obras que llevan un año, pero pedir cosas como arreglar un banco o una poda y que se le dé respuesta así de rápido es maravilloso.
Y está Alcalde Marchesi, el paradigma del futuro...
Siempre hay alguna crítica, gente que es contraria, pero yo digo que está precioso. Que guste más o menos el color es lo mismo, pero solamente hay que fijarse la cantidad de gente paseando y el hecho de quitar los coches, algo que la Unión Europea hará antes o después. Lo mismo sucede con Fernández Latorre y la doble fila. Ahora estamos más contentos, incluso los de la farmacia Castro.
Ahí empezó todo...
Nosotros teníamos la oportunidad. Existía una facilidad para llevar a cabo el proyecto. Si no enganchábamos la inversión en ese momento era dejar pasar un tren muy importante. l