La época de Picasso en Montmartre protagonizará una nueva conferencia del ciclo ‘A Coruña, primeiros trazos de Picasso’, que transcurre en el museo de Belas Artes, en el marco de la exposición ‘Branco no recordo azul’. El protagonista de la cita de mañana (20.00 horas) será el escritor y crítico de arte Juan Manuel Bonet, que comenta que la charla se centra en la primera década del siglo XX, “cuando Picasso es uno de los muchos artistas del mundo que se instalan en París”.

Señala Bonet que ya en Málaga y A Coruña, el artista “soñaba con ir a París”. Llegó allí “muy joven, y en Montmartre va a transitar por la época azul, por la rosa y luego va a crear ‘Las señoritas de Avignon’”. Ese cuadro, del que Bonet indica que refleja las múltiples influencias de Picasso, “es una obra del año 7 con la que comienza la pintura moderna”. Por aquel entonces, pese a llevar años desarrollando y perfeccionando sus creaciones, era “un pintor prácticamente desconocido”, pero fue en esa época, “del 7 al 14” cuando pasó a ser referente, “al que todos miran”.

“En A Coruña empieza a verse su personalidad, que se acentuaría en Barcelona, pero en París es donde ve la obra de Gauguin, Van Gogh o Cezanne”, apunta, añadiendo que es en territorio galo donde “va a inventar un espacio con esa geometrización, ese análisis de la forma, esa búsqueda de estructuras abstractas”. Bonet destaca también que “muy importante es que siempre tuvo cerca a los poetas”. En Francia se acercó a Apollinaire, pero “ya en España los primeros que hablaron de él fueron los poetas: García Lorca era admirador suyo, los ultraístas también, Alberti también, además de amigo y colaborador”, asegura, antes de recordar que “él mismo escribiría poemas”. 

Acercamiento

Bonet se acercó a su figura a través del libro ‘Picasso y sus amigos’, de Fernande Olivier, su primera pareja. “Ese libro me entusiasmó, me hizo descubrir ese entorno de Montmartre”, indica el crítico de arte, que a partir de ahí contó una mayor relación con la figura del artista.

Bonet llegó a dirigir el Reina Sofía, por lo que “durante unos años tuve la llave del ‘Guernica’ en el bolsillo, lo que es una responsabilidad y un honor”. La presencia del pintor en colecciones españolas no es la que cualquiera esperaría, indica, ya que “ya en Montmartre le compraban obras muchos rusos y americanos, pero ningún español”. No fue hasta muy avanzado el franquismo, y gracias a la figura de Sabartés, que sus obras recalaron en Barcelona. “Es una pena que el país donde nació este inventor del espacio moderno tardara tanto en reconocerlo”, apostilla.