Se cumple un año de la llegada de Leonardo Méndez (Caracas, 1975) a la presidencia de la Asociación de Vecinos Ciudad Vieja María Pita. Mañana presentará (18.00 horas) el bagaje de estos doce meses en una junta anual en la que, además de unas cuentas con balance positivo, realizará un repaso de logros, como la vuelta de un Rosario masivo.
¿Qué balance hace de estos 365 días en el cargo?
El balance es positivo, dentro de lo que cabe, porque quedan muchas cosas por hacer. Cuando llegamos nuestra posición era muy ambiciosa. Sabíamos que la asociación no estaba funcionando como debía y debíamos darle un impulso necesario.
¿Cuáles eran y cuáles serán sus caballos de batalla?
Principalmente, nuestra lucha fue la Feria Medieval. Encima de la mesa estaban también el tema de la peatonalización y el aparcamiento. Esos eran y siguen siendo nuestros principales caballos de batalla. Luego están demandas históricas como el cableado, la dinamización o el estado de las calles.
¿De qué se siente más orgulloso?
Lo primero, la satisfacción por el trabajo en equipo de la directiva y los vecinos. También por la ilusión de vecinos de todas las edades, desde gente mayor a más joven. Por ahí, tenemos que estar contentos de que un vecino nos diga que se ve que por lo menos hacemos algo. La gente no le había dado la espalda a la asociación, sino que no se veía identificada. Son muchas horas de trabajo. Estamos contentos de ver a gente mayor animada de nuevo con el rumbo de la Ciudad Vieja.
¿Qué queda en el debe?
Hay mucho trabajo y reivindicaciones por delante. Tuvimos que depurar el listado de socios y repito: es mucho y difícil de asumir. La directiva nos hemos reunido de forma oficial 13 veces en un año y cosas que tenemos encima de la mesa no conseguimos canalizarlas, porque son muchos aspectos. Hay peticiones de los vecinos que, trasladadas al Ayuntamiento, podríamos haberlas tratado.
¿Qué presentará en las cuentas?
Un examen de actuaciones, de unas cuentas anuales en las que hemos conseguido aumentar los recursos. Empezamos a tener unos números que pasan de 600 a 3.000 o 4.000 euros.
¿Cuáles son los objetivos de cara a este año?
Que la gente coja esa conciencia de barrio, que se identifique y colabore. Ojalá las fiestas del Rosario salgan tan bien como el año pasado. Que la gente venga a la Ciudad Vieja como el salón de todos los coruñeses y que tengan en cuenta que tres de las mujeres de la historia de Galicia han vivido aquí: Emilia Pardo Bazán, María Pita y Rosalía de Castro. Tenemos que desarrollar actividades culturales que pongan eso en valor. Hay dos cuestiones que deberían estar por encima de todo, que son el aprovechamiento de la riqueza histórica y el cuidado desde el punto de vista urbanístico, con una oficina propia para facilitar la rehabilitación de inmuebles.
Entre ellas, la feria medieval no es su favorita...
No estamos en contra de ella ni de dinamizar el barrio, sino del formato de secuestrar y maltratar a los vecinos. No queremos que se empiece a montar una semana antes y creemos que no aporta nada cultural o artísticamente. Hay unos intereses privados muy potentes detrás, pero no aporta ningún beneficio al concepto histórico, incluso los edificios están tapados por las tiendas. No queremos que sea para el enriquecimiento de unos pocos.
¿Podrá hablarse en la junta de 2024 de una Ciudad Vieja sin coches?
Estoy totalmente seguro de que no será sin coches de todo, pero sí que la peatonalización va a ser completamente diferente. Se han sacado los coches, pero sigue habiendo coches. En la práctica, ahora se dará un paso hacia delante. La Ciudad Vieja es como un pueblo.