Las librerías coruñeses que resisten dicen vivir “un buen momento”

El cierre de Lume golpea un sector que sigue apostando por el trato personal como seña de identidad
Las librerías coruñeses que resisten dicen vivir “un buen momento”
Dos personas observan publicaciones en el exterior de Arenas | Carlota Blanco

La lectura siempre ha sido una de las aficiones más comunes entre la población coruñesa. En pleno auge de digitalización, donde las pantallas consumen la mayor parte del tiempo diario, los coruñeses buscan una vía de escape, siendo la lectura el mayor ejemplo de ello. En A Coruña hay más de veinte opciones diferentes, dispersadas por todos los barrios de la urbe.


“La lectura es para la mente lo que el ejercicio es para el cuerpo”, señala Richard Steele. Así es como lo contempla Alejandra Lata, socia de la céntrica librería coruñesa Berbiriana, en la calle Santiago. Para ella, leer es un arte, una pasión. También para Manuel Arenas, propietario de la librería Arenas, la más antigua de la ciudad. En el caso de Manuel, es pasión de generaciones. Su padre fue el fundador allá por principios de los años 60, en los 90 se incorporó él, y ahora sigue en activo y su hijo trabaja en el negocio, formándose para seguir el legado.


A raíz de la pandemia


Para algunos sectores, como la hostelería, la pandemia resultó  devastadora y, en muchos casos, arruinó sus negocios. Sin embargo, ocurrió todo lo contrario en el sector librero. La vuelta a la lectura se debe, en gran parte, a aquella desgraciada situación, según destacan los propietarios de algunas de las librerías coruñesas más concurridas. 


Así lo asegura Manuel Arenas: “La pandemia nos ayudó mucho”. “Hay gente que había sido lectora y, por diferentes motivos, perdió el hábito. La pandemia volvió a despertarles esa pasión”, asegura Esther Gómez, propietaria de la librería Moito Conto. La dueña de este negocio ubicado en San Andrés sostiene que incluso que gente que no era lectora vio el panorama y dijo “pues no está tan mal esto”, apunta entre risas.


La compra de libros en la actualidad no tiene que ver con los modos de décadas atrás. Detectan un descenso del consumo de libros electrónicos y consideran que es uno de los factores por los cuales la lectura en papel vuelve a ser un pilar fundamental en la vida de muchos clientes. Pero también es cierto que cada vez son más los compradores que se inclinan por adquirir libro físico a través de grandes plataformas como Amazon o en los grandes almacenes. “No tiene nada que ver lo de antes con lo de ahora”, destaca Esther Gómez, que considera que la virtud de su negocio es el trato personal. “Las cadenas funcionan con criterios diferentes a los de las librerías independientes”, añade la responsable de Moito Conto.

 

“Los clientes quieren cercanía”, señala Manuel Arenas, que 
tiene dos locales 
en la ciudad 

 

La gran mayoría de libreros coinciden en que tienen que jugar la baza de la cercanía frente a los grandes competidores: “Tú en una librería no solo tienes el libro físicamente, sino que también puedes hablar con el propietario y forjar una gran cercanía”, sostiene Alejandra, propietaria de Berbiriana. Que la fidelización de los compradores es básica en este tipo de locales lo tiene más que claro Manuel Arenas: “Los clientes quieren despejar las dudas que tienen acerca de un regalo, quieren cercanía”, explica desde el negocio ubicado en el Cantón Pequeño.

 

Adecuarse a los tiempos 


Hay que saber avanzar progresivamente y saber adecuarse a los tiempos”, intenta explicar Arenas los últimos cierres en la ciudad herculina, y con la noticia del adiós de Lume, todo un clásico, aún reciente. 
Según datos de Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros (Cegal), el 97% de las librerías en España tienen disponibilidad web, más del 65% venden de forma online, y otro gran porcentaje cuenta con redes sociales, lo que resulta factor imprescindible como promoción.


También sostiene el propietario de Arenas que la ubicación tiene mucho que ver en el éxito del negocio: “No es lo mismo tener la librería en pleno centro de la ciudad que tenerla en un barrio algo más periférico”, contempla un empresario que lleva más de 30 años viendo pasar clientes día tras día y que, además del local del Cantón, cuenta con otro en la avenida de Oza, cerca de Cuatro Caminos.

 

“Si las cuentas no cuadran, la vocación no sirve de nada”, asegura Esther Gómez, de la librería Moito Conto


Los diferentes libreros de la ciudad herculina consultados por El Ideal Gallego también hablan de lo que supone esta profesión en los tiempos que corren, incidiendo en la alta carga de trabajo. 
“Cuando los clientes llegan están todos los libros en su sitio”, expresan, reivindicando la tarea que no se ve de un oficio que consideran “vocacional”.


Pero claro, “si las cuentas no cuadran, la vocación no sirve de nada”, apunta Esther Gómez.
Estar al tanto de todo tipo de novedades y detectar las tendencias de los libros que más se están demandando no es tarea sencilla para muchos de los trabajadores de las librerías coruñesas, y esto vuelve a ser parte de ese trabajo oculto.


El de las devoluciones es otro de los aspectos que en un mal mes puede amargar al gremio librero. “Hay una parte muy gorda que son las devoluciones que tratamos”, afirma la dueña de Moito Conto. “Tratamos de pedir aquello que sabemos que puede interesar a nuestro público”, añade. 


También es importante para muchas librerías potenciar su visibilidad, mediante algún tipo de evento. Son los casos de las ferias de libros, firmas y presentaciones, eventos que ayudan en gran parte a dar una muy necesaria visibilidad.


No obstante, “mucho es el día a día”, comenta Manuel Arenas.  “Aunque las presentaciones ayuden, y de hecho yo hago muchas, de lo que más vives es de las jornadas normales”. Sin embargo, a pesar de que hay ocasiones que no resulta muy fácil poder analizar con buena perspectiva los resultados, todos los consultados coinciden en que es una profesión  “sufrida pero bonita, que al final eso es lo importante”.

 

Buen futuro en el sector


Cansados de tristes noticias, tras el cierre de negocios históricos del sector en la ciudad (el último, Lume, que hoy cierra sus puertas) los libreros de la ciudad herculina aguardan muy buen futuro para las que están y, ya de paso, para las que vendrán en el futuro. “Hay librerías que siempre funcionaron muy bien, gracias al buen ambiente y al gran trato que se recibía, y esperamos que así siga siendo”, apunta Esther Gómez, quien hace gala de su optimismo y espera que el sector librero siga creciendo en los siguientes años. “Creo que es buen momento, no creo que llegue el apocalipsis”, explica sonriente la dueña de Berbiriana.

Las librerías coruñeses que resisten dicen vivir “un buen momento”

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