No cualquiera puede ser un artista, pero un artista puede provenir de cualquier parte. Esta frase, pronunciada en una de las películas más peculiares pero también más inspiradas de Pixar, ‘Ratatouille’, bien podría servirnos para describir lo que sucede en la tienda de iluminación Suministros Álamo, en el número 59 de la calle la Torre, si cambiamos el flexo del archiconocido estudio de animación por las bombillas recicladas con las que el dueño del establecimiento, Daniel Colatruglio, crea obras de arte casi todos los días.
Lo que empezó como una manera de dar uso al material que se iba a desechar, ha desembocado ahora en una afición y casi un segundo negocio para Colatruglio. Y es que su tienda, además de funcionar como un establecimiento de iluminación al uso, oferta una serie de figuras, hechas a base de bombillas, cables y otros materiales reciclados, que triunfan en el barrio. “Hará unos cuatro años hice varias figuras para adornar el escaparate y empezaron a pedirme que las vendiera. Así que llegó un momento en que tuve que registrar el diseño y todo porque la gente del barrio me las pedía mucho”, explica.
Ya sea figuras de informáticos, gaiteiros o jugadores del Deportivo, “los clientes las piden para decorar o para regalar en festividades como Reyes o los cumpleaños”, según comenta. “La idea surgió por todo el material de reciclaje que me traen. Todas las figuras tienen materiales reciclados. Son básicamente bombillas recicladas. Era un material para tirar al que le doy una segunda vida”, dice. Su mujer, Francia Mendoza, que también trabaja en la tienda, asegura que Colatruglio “siempre fue un manitas”.
Dependiendo de lo que le pidan, puede hacer las figuras con diversos materiales. Una de las más costosas, explica, fue un surfero que hizo con una botella de plástico, aplicándole calor para derretirla y poder hacer así la forma de la ola. “A veces me piden cosas muy difíciles. El dinero no representa las horas de trabajo que lleva. Algunas me lleva una semana hacerlas. Y cuando lo veo igual no me gusta y empiezo de nuevo. Las cosas más sencillas me llevan por lo menos cinco o seis horas”, comenta. No obstante, asegura que lo hace porque “me gusta mucho hacerlo”. Los precios de las figuras que tiene en venta oscilan entre los 30 y los 50 euros, “dependiendo de la complejidad de la obra”. El jugador del Dépor, por ejemplo, uno de los que más éxito tienen, cuesta 32.
Estos días, los vecinos de la calle la Torre podrán haber visto, además, el despliegue especial que Colatruglio ha preparado para la celebración del Samaín. El escaparate de su tienda ha lucido durante varios días algunas de las figuras más complejas que ha creado, como una recreación de la Santa Compaña o una enorme bruja, así como murciélagos y calabazas.
La tienda, de hecho, formó parte este año de la célebre ruta de Samaín del barrio, en la que los más pequeños fueron visitando múltiples establecimientos por toda la zona. No es la primera vez, no obstante, que hace muñecos para una fiesta temática. En enero, para Reyes, hizo un Belén, y en Semana Santa fabricó un Cristo, por lo que cabe esperar que continúe con la tradición.