12º-13º
martes | 24 diciembre | 2024
Miles de familias coruñesas invadieron las calles de A Coruña a primera hora de la mañana del día de ayer, con mal tiempo, pero con rostros alegres. El motivo, la tan esperada vuelta, que este curso escolar contará con menos alumnos que el año pasado en sus aulas.
La segunda semana de septiembre es siempre una cita a destacar en el calendario de todas las familias de la urbe herculina. Los niños y adolescentes son los claros protagonistas en este día en el que para muchos es muy especial y para otros “un horror”, como lamenta algún alumno en su llegada al colegio.
Al final, en los colegios e institutos hay de todo, no es lo mismo el primer día de curso para un niño de 3 años o un adolescente de 12, que para alguien más experimentado en la Educación Primaria o la ESO. Sin embargo, en mayor o menor medida, hay un sentimiento común, los nervios propios de un inicio, en algunos, cargado de miedo e incertidumbre, y en otros, lleno de motivación y alegría.
En la vuelta al cole del CEIP Emilia Pardo Bazán, los encargados de poner la habitual música de entrada al colegio quisieron que la fuerza les acompañara en su primer día a los más pequeños, sintonizando la mítica canción de Star Wars. Esto, sin duda, ayuda a que hasta los más nerviosos “se les haga más fácil la vuelta a la rutina”, comenta una de las madres de los niños de la generación del 2021, que ayer empezaban Educación Infantil.
En total son 31.866 estudiantes los matriculados este año en colegios de A Coruña, conformando 4.989 niños de Educación Infantil, 12.871 de Educación Primaria, 193 de Educación Especial, 9.978 de ESO y 3.835 de Bachillerato. Estas cifras suponen 270 niños menos que el año pasado, en el curso 2023-24. Esto se debe, en gran medida, a la bajada de ratio que ha pactado la Xunta de Galicia con los sindicatos, reduciendo el número de alumnos por aula en Educación Infantil, de 25 a 20. Otro de los factores que influyen es que estamos en “tiempos de natalidad baja”, comenta David García, director de Educación Infantil y Primaria del Colegio Calasanz PP. Escolapios.
David también explica que esta bajada de ratio también les benefició ya que “el año pasado no conseguimos ocupar las plazas de Educación Infantil y este año logramos baremar”, al existir más demanda que plazas ofertadas por el colegio del barrio de Los Rosales.
“Estamos muy contentos con lo cosechado este año con lo niños de tres, cuatro y cinco años”, comenta el director, exponiendo que pudo tener que ver el reciente cambio de instalaciones en toda la zona de Educación Infantil, así como en el comedor y en tres tejados del colegio. “En general este año está siendo muy bueno, en la ESO tenemos lista de espera y en Bachillerato tenemos más de 110 alumnos entre los dos cursos”, comenta David García.
Paralelamente son hasta 150 los colegios públicos en los que el Ayuntamiento de A Coruña realizó mejoras en fachadas, pavimentos o áreas de juegos de cara al nuevo curso escolar. Además, otro clásico de los colegios son los servicios de madrugadores y comedor que tienen algunos de los colegios de A Coruña. Es el caso del CEIP Emilia Pardo Bazán, que año tras año cada vez son más los padres que recurren a estas facilidades que facilitan la conciliación laboral y familiar.
A su vez, es muy recurrente el enorme gasto que les supone a las familias la compra de libros y material escolar de cara al nuevo año académico. “El cheque de material escolar apenas cubre las demandas de los profesores de cada año”, expone Sandra García, madre de uno de los alumnos de último año del CEIP Wenceslao Fernández Flórez.
Sandra asegura que “aún aprovechando recursos de años pasados como bloc de dibujo o libreta de pentagramas, las exigencias por parte del profesorado cada vez son mayores”, explica. También asegura que muchas librerías de la ciudad “se pasan con los precios”, al apreciar una pequeña subida año tras año en este mes de septiembre de gasto extraordinario.
Es habitual poder ver a los niños y a los padres llegar el primer día con bolsas y mochilas llenas de material escolar, aunque muchos de los colegios ya proponen días anteriores al inicio para la traída de todo tipo de material escolar para cumplir con las exigencias del profesorado. No obstante, al material escolar hay que sumarle el coste de los libros de texto. Estos suponen un gran esfuerzo a las familias que no son beneficiarias de ninguna de las ayudas que se ofertan. “El banco de libros siempre es una buena opción”, expone Sandra García tras explicar que lleva tres años recurriendo al servicio.
Sin embargo, cada vez es más común que, en pleno apogeo de la cultura digital, los colegios implementen una serie de recursos digitales como ordenadores o tablets para complementar su actividad lectiva. Esto hace que las familias también se puedan ahorrar una gran parte del presupuesto que años anteriores destinarían para la compra de libros.
En el Colegio Calasanz PP. Escolapios, a partir de 5º curso, los alumnos utilizan estas tecnologías como actividad sustitutiva de los libros de texto tradicionales. “Es un proyecto de tecnología en el que llevamos 3 años y estamos muy contentos con sus resultados”, expresa David. Muchos colegios también se suman a esta idea desde hace años, como es el caso del proyecto Abalar, primero en Educación Secundaria, y desde hace unos años, también útil en muchos colegios de Primaria.
Si de por sí hay una cantidad notable de coches en las carreteras más transitadas de A Coruña en horas punta, el tráfico se incrementa con lluvia, y, sobre todo, con esta vuelta a las aulas. Son muchos los padres y madres de estudiantes de la ciudad que llevan en coche a sus hijos cada mañana, bien sea por lejanía con respecto a sus viviendas habituales, por aligerar el tiempo del recorrido a pie, por evitar tímidas lluvias como la de ayer, o porque simplemente no tienen otra opción.
Cada vez supone un mayor problema la cantidad de vehículos en las calles coruñesas. El CEIP Eusebio da Guarda fue uno de los protagonistas en esta faceta en el día de ayer. La situación céntrica en la que se encuentra, en la plaza de Pontevedra, sumado a las obras de acondicionamiento en calles limítrofes como San Andrés y a la mala climatología, hizo que dejar a los niños en el colegio fuera toda una odisea. En el colegio Salesianos hubo el mismo problema tras el constante afán por parte de los padres de acercar a sus hijos lo máximo posible al colegio, estacionando en triple fila.
