Los vecinos de Os Mallos, cuando regresan a sus casas después de su jornada laboral, se encuentran desde hace meses con un verdadero quebradero de cabeza: no tienen dónde aparcar. El incendio originado en el parking subterráneo el 26 de diciembre, que calcinó tres turismos y quemó parcialmente otro, fue el desencadenante de una problemática que podría llegar a su fin, si todo va bien, en verano.
Las labores de limpieza del aparcamiento comenzaron a finales de febrero y a día de hoy se está empezando a reparar la infraestructura eléctrica. Sin embargo, no fue hasta hace unos días cuando el penúltimo coche quemado que permanecía en el interior fue retirado. El gerente del parking, José Salgado, explica que en la actualidad todavía queda un vehículo en el parking. El motivo, señala, es que los dueños no están en la ciudad. Esto dificulta el arreglo de las instalaciones: “Al sacar el penúltimo coche, como no tenía ruedas, se estropeó el suelo que ya estaba limpio”, indica. Salgado mantiene la esperanza de poder reabrir el aparcamiento en junio, mientras sigue a la espera de conocer el resultado del peritaje que dictamine en qué coche se inició el fuego, cuyo seguro se hará cargo de los gastos de reparación de la instalación.
El gerente del subterráneo advirtió pocos días después del incendio de la tensión que iba a generar en el barrio la falta de estas plazas para estacionar los coches. Os Mallos es una zona con problemas de espacio desde hace décadas. En el parking aparcan más de 500 coches, que ahora tienen que buscar sitio en la calle, una misión cada vez más difícil. El portavoz de la Plataforma Veciñal Os Mallos, José Roble, confirma lo difícil que se hace el día a día en materia de movilidad. “Es muy complicado aparcar, sobre todo ahora que ha habido peatonalizaciones y que coincide con obras”, dice.
La gente que ha buscado como alternativa una plaza de garaje en alquiler, sostiene, tienen que hacer frente a una subida de precio “desorbitada”: “Hasta para alquilar un garaje piden 100 euros, cuando lo normal antes eran 45 o 50 al mes”. Esto, añade, “si hay plazas disponibles”.
Lo cierto es que en el portal inmobiliario Idealista solo hay tres plazas en arrendamiento en el entorno de Os Mallos. Una, por 100 euros, se localiza en la calle Falperra; las otras dos, por 40 y 55, están destinadas para que aparque una moto y un coche pequeño, respectivamente. El tejido comercial del barrio también se ha visto perjudicado por esta situación. “Los clientes nos comentan trastornos por tener el parking cerrado. Es un barrio donde ya de por sí era difícil aparcar, ya que muchos edificios de la zona, por su antigüedad, no cuentan con plazas de garaje”, comenta la presidenta de la asociación comercial Distrito Mallos y propietaria de Luces de Bohemia, Alba Balsa.
Los consumidores que llegan a la zona desde otros puntos de la ciudad, sostiene, “transmiten incomodidad”: antes dejaban sus coches en el parking durante una hora y podían atender a sus citas o recados, pero ahora “nos cuentan que es muy difícil aparcar”. Por ello, los comerciantes esperan que se solucione pronto el problema porque “seguimos sin una alternativa en el barrio”.
El gerente del aparcamiento relata que “estamos en un momento de lucha con los seguros, los resultados de la investigación, en la que se duda entre dos coches, se mandaron a Madrid y, claro, como hay mucho volumen de trabajo, estamos en una lista de espera”. Tras los trabajos de limpieza, hubo que poner al día toda la instalación eléctrica, cámaras incluidas. Con todo, el coste total sería de 400.000 euros. Salgado pidió al Ayuntamiento que se reduzcan las multas por doble fila en la zona para tratar de paliar el grave problema de aparcamiento. “Os Mallos ya estaba colapsado, y ahora hemos enviado para arriba 500 coches más los que aparcaban por hora”, asegura. El gerente del parking incluso pidió al Ayuntamiento que, como medida temporal, habilitase un descampado para poder aparcar.
La limpieza del aparcamiento subterráneo avanzó más lenta de lo esperado. La gran cantidad de hollín que se acumulaba en las paredes provocó que los operarios tuviesen que repasar toda la superficie “de arriba abajo”. Sin embargo, Salgado confía en que la reapertura pueda llevarse a cabo en el mes de junio “o antes de verano”.