Habitualmente, uno acude a un recinto como el Palacio de la Ópera para ver y escuchar lo que ocurre en el escenario. Pero hoy y mañana será un poco diferente porque los espectadores quedarán completamente rodeados por un auténtico mar de voces.
Y es que en los dos conciertos de este fin de semana (hoy y mañana a las 20.00 horas), a la Orquesta Sinfónica de Galicia (OSG), dirigida por Carlos Mena, y al coro de la OSG, se le unirán en el escenario las voces de Alicia Amo, Lucía Caihuela, Martin Platz y Fernando Campero, además de otras 215 voces de cantantes aficionados que entonarán sus partes desde el patio de butacas. Todos ellos interpretarán al unísono ‘El mesías’ de Haendel.
Lo harán como parte del proyecto ‘El mesías inclusivo’ que la Fundación la Caixa organiza desde el año 95 en ciudades como Bilbao, Vigo, Santiago, Madrid, Gijón, Málaga, Sevilla, Toledo, Burgos, Albacete o Santander, entre muchas otras.
“Este tipo de iniciativas surge imitando la tradición centroeuropea y, especialmente, inglesa de que la gente se reunía por Navidad y, alrededor de una orquesta, cogían la partitura y se ponían a cantar la obra”, explica la directora del departamento de Música i Projectes Digitals de la Fundación la Caixa, Nuria Oller.
Destaca, además, que la “preparación previa” ha sido intensa, con trabajo de las dos centenares de voces durante los últimos fin de semana, antes del ensayo general de ayer, donde Mena les recordaba que cada ‘Mesías’ que han interpretado estos días “es único, disfrutadlo”.
Estas 200 voces se sientan junto al público y, en los momentos necesarios, “se levantan y se juntan desde las butacas al coro profesional”. “Es muy emocionante”, asegura Oller, sobre el momento en el que los coros de la Sagrada Familia, Follas Novas, Sporting Club Casino, Casa do Mar, Adayeus, Alegre Intermezzo, La Antigua, Ludus Tonalis y el del conservatorio de Culleredo se unen al de la OSG. “Es como quien juega por afición al fútbol y puede disfrutar de un estadio importante”, añade.
“Para el público es emocionante, porque la música no te llega desde el escenario, sino que estás completamente rodeado, la música fluye de una forma diferente”, concluye Nuria Oller.