Con San Andrés convertido de nuevo en uno de los centros de la vida coruñesa, ya sea desde el punto de vista del ciudadano de a pie o del empresario, buena parte del debate y las incomodidades provocadas por los 12 meses de trabajo parecen ya cosa del pasado. Pero no para quienes todavía tienen que encontrarse en su día a día con los restos de tamaña empresa. Y son fácilmente identificables.

Uno de los más llamativos tiene que ver con el giro provisional que durante esos 12 meses tuvieron que realizar las líneas 4, 5, 6, 6A, 7 y 11 entre las calles Cordelería y Rúa Nueva en dirección al Paseo Marítimo. La maniobra, contra el sentido tradicional del tráfico, se encontraba con dificultades propias de la ecuación entre el tamaño de los vehículos, su diámetro de giro y el espacio disponible. Y la erosión provocada ha dejado un importante socavón. La asociación vecinal pide que esa esquina, en vez de forma redondeada, tengo un diseño más acorde con las necesidades del giro, ya que también las furgonetas de reparto encontraron problemas para sortear el trazado con éxito. “Incluso se puso una chapa metálica enorme”, explican fuentes de la agrupación. Esta última fórmula suele ser un sonido machacón e insoportable para un entorno que se muestra especialmente sensible con el tema de la contaminación acústica. 

Otro de los puntos en los que los viandantes todavía pueden encontrarse las marcas del año de trabajos continuados es la parada de bus que se encuentra en la calle Orzán, a la altura del número 84. Allí, las señalizaciones han dejado un par de baches que dan fe de lo que un día fue una parada provisional.

Remodelación 

Este jueves se cumplirá un mes de la apertura al tráfico de San Andrés, y según el Ayuntamiento la solución al problema causado por las obras está muy cerca. De hecho, será la empresa que ha llevado a cabo los trabajos la que asuma la reparación. “Se trata de una parte deteriorada durante las obras por el paso de vehículos pesados y está previsto repararla de forma inminente. Lo asumirá la empresa constructora. Es algo que ya tenía previsto y, en unos días, así lo hará”, afirman desde el Gobierno local.

El gran bulevar en el que se ha convertido San Andrés le ha valido a muchos comerciantes para recuperar el optimismo después de un año complicado. Los que no lo han visto tan claro han sido los conductores, reacios a circular a velocidades tan poco habituales como 20 kilómetros por ahora. Sin embargo, hay que recordar que la obra se ha hecho pensando en los que caminan y no en el uso del automóvil. 

Finalmente, el entorno del Orzán también cuenta con algunos puntos en los que los residentes solicitan revisar el estado del mobiliario urbano, como son los bancos o algunas baldosas en las calles principales.