Casi 38 años después de la gran nevada del 14 de enero de 1987, muchos empresarios y trabajadores del polígono de A Grela vivieron una sensación semejante, aunque la ilusión duró unos segundos y dio paso a un fuerte sentimiento de cabreo e indignación. Es cierto que los coches estacionados a lo largo de la calle Severo Ochoa parecían sacados de un decorado navideño, con las lunas empapadas en polvo blanco. Sin embargo, en realidad se trata de una amenaza para su integridad que ha llevado a los propietarios a una demanda masiva y el inicio de un expediente con sus seguros.
El origen de los problemas se encuentra en el proceso de demolición del antiguo centro comercial Dolce Vita, con sede en el número 15 de la calle Newton y el descontento de los vecinos de alrededor es de campeonato. "Hay una empresa que, en vez de cortar toda la calle, ha impregnado los coches con ese material, una especie de cemento en polvo propio de las demoliciones", lamenta uno de los afectados. A lo largo de toda la mañana del viernes la Policía Local ha inspeccionado la zona y dado parte de la situación para que los denunciantes tengan un informe sobre el que apoyarse. Y es que la reacción natural de encontrar el coche propio lleno de escombros y pasar por el túnel de lavado puede ser fatal. "Si pasas por el rodillo es un desastre, porque queda todo el coche rayado debido a esa especie de piedras que contiene. Al lavar, además, hace una especie de pasta que fastidia toda la pintura", apuntan los propietarios de los automóviles.
Son decenas los coches que han amanecido con ese problema, además de varias naves industriales en las que el mismo polvo ha complicado la dinámica de trabajo a lo largo de la mañana. Se trata de una situación semejante a la vivida en su día con los trabajos de demolición del antiguo Bulevar del Papagayo, aunque en aquel caso fueron las viviendas y los vecinos los que se tuvieron que tragar los últimos polvos del icónico emplazamiento del centro.