La construcción de la nueva estación intermodal es un aspecto que ha estado en el foco de los coruñeses durante los últimos años. La nueva infraestructura, previsiblemente terminada para mediados del año 2026, será la nueva casa para trenes y autobuses que operen con origen o destino A Coruña. No obstante, la ubicación de las obras –entre el barrio de Os Mallos y A Sardiñeira–, así como el reciente cambio de terminal, ha provocado que la atención se centre únicamente en el transporte por tren. Mientras la intermodal se prepara, la estación de autobuses ya cuenta los días para su cierre.
Hace ya casi cinco décadas que la estación de autobuses de A Coruña se ponía en marcha. Durante todos estos años, ha sido el gran punto de salida, llegada o tránsito de autocares de transporte de viajeros, equipajes y encargos por carreteras, tanto de destinos locales, provinciales, nacionales o incluso, internacionales. Su situación, cercana a Cuatro Caminos, permite a los viajeros un rápido desplazamiento a través del bus urbano a cualquier punto de la ciudad.
No obstante, las condiciones en las que se encuentra la terminal en los últimos años dejan mucho que desear. La mala iluminación, el pésimo estado de las dársenas, la falta de cubierta en algunas zonas e incluso, el gran foco de marginalidad en el que se ha convertido, son algunas de las quejas de los usuarios que diariamente pasan por la estación coruñesa.
Pablo Loureiro es uno de los trabajadores que cada jornada laboral comienza y acaba en la terminal de la calle Caballeros. “Las escaleras mecánicas están viejísimas y, a veces, ni funcionan”. “La estación se cae a cachos, los bancos están oxidados y la señalización es muy mala”, explica.
Loureiro coge el bus de Ferrol todos los días, y al margen de las malas condiciones, donde realmente encuentra un problema es en lo “mal que está gestionado el tema de los horarios y la falta de espacio en las dársenas” ya que, comenta, muchas veces resulta difícil poder formar colas y la “única persona de seguridad que hay tiene que llamar la atención constantemente”, señala.
El declive por el que está pasando la terminal de autocares afecta, indirectamente, a su servicio. Las empresas Arriva, Monbus, Rico, o Alsa son algunas de las que diariamente prestan servicio desde el edificio coruñés pero el reciente cierre de algunas de las taquillas avecina el fin, o por lo menos, el traslado de la gran casa de los autobuses de la ciudad.
La infraestructura, de 24.000 metros cuadrados, fue construida, inicialmente con la intención de que el tráfico de autocares interurbanos no afectase al centro urbano de la ciudad. Hoy en día, opera trayectos desde Carballo o Cambre hasta París.
El gran problema es que, aunque su futuro ya no estará en Cuatro Caminos, los servicios los seguirá prestando hasta principios de 2026, cuando en teoría, estará finalizada la parte que albergará los autobuses en la intermodal, a la espera de que se complete la parte que acogerá los trenes.
Sobre lo que pasará con la actual ubicación, la situación está clara: el Plan General de Ordenación Municipal (PGOM) de 2013 señala que esa parcela está destinada a zona verde y a equipamientos públicos. Sin embargo, todavía no se ha planteado qué clase de equipamiento sería necesario en la zona. l