La caída de un álamo de veinte metros de alto encima de uno de los puestos del festival del Barrio de Las Flores, el Flores Rock, el domingo, ha puesto el foco en el mantenimiento del arbolado público de la ciudad, afectado por la prolongada sequía. Ahora los técnicos de Parques y Jardines revisan los demás árboles de la plaza del Sol Naciente, donde tuvo lugar el suceso “Si es necesario talar algún árbol, lo vamos a tener que talar”, señaló la alcaldesa, Inés Rey.
La propia concejala de Medio Ambiente, Esther Fontán, había visitado la zona poco después de que ocurriera todo e informó a los vecinos de lo que ocurría. Expertos consultados señalan que el álamo o chopo blanco es un árbol frágil, que envejece rápidamente, y este tenía más de cincuenta años. Pero además, el tiempo seco ha afectado a todos los árboles, debilitándolos justo en la temporada más peligrosa, cuando aún tienen que soportar todo el peso de sus hojas.
El domingo ni siquiera había alerta amarilla, que habría provocado que se acordonara la zona, aunque es verdad que soplaba un viento fuerte, lo suficiente como para provocar el suceso que ha alarmado a los vecinos, pero que no dejó ningún herido, como pudo comprobar in situ la propia Fontán, que trató de tranquilizar a los residentes de la zona. Talar árboles disgusta a los vecinos, pero Medio Ambiente adopta estas medidas en caso de el riesgo inminente para personas y por tanto su seguridad.
En la ciudad existen tres tipos de arboleda: la histórica, de la que se hace un seguimiento exhaustivo pero que aún así no está exenta de imprevistos, como ha ocurrido con el brote de grafiosis en el jardín de San Carlos, que obligo a cortar tres olmos, una especie amenazada por esta enfermedad en toda Europa, de donde están desapareciendo los olmedos. Otra especie amenazada es la de las palmeras, como las de los jardines de Méndez Núñez, que corren el peligro de ser devoradas por un parásito, un escarabajo asiático llamado picudo rojo.
A la arboleda que, sin ser histórica, tiene una edad y un porte considerables y que está repartida por toda la ciudad, se le hace un seguimiento periódico más exhaustivo en los cambios de estación. Es es el caso de los álamos blancos del Barrio de Las Flores, que están siendo examinados actualmente para comprobar su estado y, por último, los árboles de nueva plantación que obviamente son los más sencillos de controlar en concreto en lo tocante a su correcto enraizamiento y desarrollo.