No podría haber sido más eficaz el eslogan ‘Sabemos quién eres’, que desde comienzos de diciembre empapeló la Sagrada Familia para buscar a los responsables de poblar cada esquina del barrio de muebles abandonados. La acción vecinal, organizada a base de patrullas de vigilancia, peinadas constantes y mucho sacrificio, ha logrado acabar con lo que se había convertido en una tendencia creciente, agravada por la impunidad y la dificultad para encontrar a los culpables.
La propia asociación vecinal da el asunto por solucionado e incluso ha facilitado hasta tres matrículas sospechosas a la Policía Local. Detrás queda un trabajo de noches enteras de guardias, cambios de turno y paciencia. “Hemos localizado al menos a tres personas y ya hemos dado las matrículas a la Policía Local”, afirma Juan Rodríguez, presidente vecinal. “El tema ha desaparecido por completo desde entonces y el barrio ya está mucho más limpio”, añade lleno de satisfacción.
Son las patrullas vecinales una alternativa altamente eficaz, al menos en lo que a eficacia a corto plazo se refiere. Sucedió el pasado mes de agosto, cuando los residentes del Barrio de las Flores se organizaron para acabar con la oleada de robos en sus coches, se repitió cuando los mismos protagonistas acabaron con la okupación en la zona y ahora, en la Sagrada Familia, ha vuelto a dar sus frutos. “Cuando los vecinos nos organizamos entre todos, la cosa funciona, cuando vamos los cuatro locos al frente se consiguen las cosas”, reivindica Rodríguez, uno de los habituales en la defensa de la Policía de Barrio.
Si bien fuentes policiales recelan de lo recomendable de que sean los vecinos los encargados de asumir una función casi punitiva, en la práctica es habitual la colaboración entre esas patrullas de residentes y unas Fuerzas y Cuerpos de Seguridad que a veces no disponen de medios.