En las últimas semanas, los coruñeses se han acostumbrado a despertarse con la noticia de que alguna de las calles de su ciudad se ha quedado sin palmeras por culpa del picudo rojo. La última ha sido la de Ramón y Cajal, donde El Corte Inglés se ha visto obligado a cortar dos ejemplares, afectados por esta plaga. Después de años desde su primera aparición, este escarabajo asiático ha proliferado y actualmente se haya fuera de control, a decir de expertos como el ingeniero forestal Carlos Franco, autor de un estudio sobre el patrimonio arbóreo de la ciudad.
“Es verdad que actualmente estamos viendo cómo aumenta el ritmo de las palmeras afectadas, y eso tiene una explicación: cada vez hay más picudo rojo”, señala. El voraz coleóptero está arrasando con todas las palmeras de la ciudad, muchas de las cuales están afectadas, tanto las que se encuentran en propiedad privada como en pública.
Cuando se descubre una palmera infectada, lo habitual es cortar las hojas para evitar que caigan y luego el tronco, que se retira con cuidado, se envuelve en plástico y luego se quema para asegurarse de que la plaga no se propaga. Pero, a pesar de estas precauciones, los escarabajos han seguido expandiéndose por la ciudad.
Hasta marzo, había acabado con 40 palmeras, pero la lista ha ido engrosando desde entonces: la zona de Aduanas, Orillamar, la plaza de Maestro Mateo, Monasterio de Caaveiro, el Paseo Marítimo, la avenida del Metrosidero... “Parará cuando se haya comido todas las palmeras de la ciudad”, sentencia Franco.
La plaga comenzó hace años en el sur de la Península, y ha ido extendiéndose poco a poco. Gran parte de Galicia ya ha perdido todas sus palmeras, y A Coruña parece condenada a seguir el mismo camino. Queda por ver qué pasará con el emblemático palmeral de Méndez Núñez: por el momento, ninguno de sus ejemplares ha resultado afectado y se mantiene una férrea vigilancia. Franco reconoce que es posible salvarlo, pero no probable: “Yo no apostaría ni un euro”.