El avance del picudo rojo se cobrará en los próximos días nuevas víctimas en la ciudad. El Ayuntamiento se ve obligado a talar cerca de diez palmeras por culpa del escarabajo asiático que ha arrasado con la mayor parte de los palmerales de España. Hace años que esta plaga aterrizó en A Coruña y desde entonces devora los ejemplares hasta tal punto que, en ocasiones, ya no es posible eliminar el parásito invasor. Las palmeras que desaparecerán de su lugar actual son tres en la calle de Santa Lucía, dos en Aduanas –avenida del Puerto–, una en Panaderas, otra en el entorno del Playa Club y alguna más en la avenida de Metrosidero, según informan fuentes municipales. 

El Gobierno de Inés Rey destina desde hace años importantes recursos humanos y materiales a la lucha contra el picudo rojo. “El Gobierno municipal está haciendo todos los esfuerzos para contener el avance de una plaga que, por desgracia, está afectando a muchas palmeras del sur de Europa”, aseguran desde el Ayuntamiento.

Acciones preventivas

Así, el servicio de Jardines está poniendo en práctica tanto acciones preventivas en los puntos más emblemáticos, como los jardines de Méndez Núñez –en donde, por el momento, se ha evitado la aparición del insecto–, como talas cuando ya no es posible salvar los ejemplares. “Hacemos también un llamamiento a todos aquellos particulares que tienen palmeras infectadas, a que actúen con toda la celeridad con las talas para evitar la transmisión de plaga a otros ejemplares”, añade el Gobierno municipal. 

Precisamente hace poco más de un mes la dirección del Colegio Compañía de María pidió permiso para iniciar las obras de poda y tala de las moribundas palmeras que adornaban el recinto, ante el peligro que suponía para la comunidad escolar que sus hojas cayesen al suelo. En los últimos años, más y más palmeras han ido desapareciendo de la urbe. Algunas de las calles, como ocurrió en la ronda de Nelle, a la altura del cruce con la avenida de Arteixo, y otras en propiedades privadas, como es el caso del Hospital Oncológico. 

Méndez Núñez, uno de los palmerales más importantes de la ciudad, es uno de los pocos que subsisten en el territorio nacional y persiste intacto gracias a las labores del Ayuntamiento de ‘vacunar’ los ejemplares. Durante el mandato de la Marea Atlántica, además, se colocaron sensores en las palmeras de los céntricos jardines, esto es, un medidor sísmico que detecta el ruido y la vibración que provoca este insecto y alerta de su presencia antes de que se convierta en una plaga.

Expertos consultados, sin embargo, apuntan a que es muy probable que el palmeral siga el mismo camino que la olmeda del jardín de San Carlos, donde la plaga de la grafiosis está eliminando  los árboles uno por uno, obligando a talarlos. A día de hoy solo ocho de sus 18 olmos centenarios permanecen sanos, según los últimos datos facilitados por el Ayuntamiento. Las perspectivas de que sobrevivan son buenas y, de hecho, la zona verde lleva cerrada desde hace meses. La grafiosis es un hongo que ha devorado los olmos de toda Europa.