Las palmeras que adornan el recinto del Colegio Compañía de María han estado allí tanto tiempo que parecían parte inseparable del edificio. Pero el temible picudo rojo ha vuelto a hacer acto de presencia, devorando las palmeras hasta tal punto que ya no es posible eliminar el parásito invasor. Para eso, la dirección del centro ha pedido permiso para iniciar las obras de poda y tala de las moribundas palmeras, ante el peligro que supone para la comunidad escolar que sus hojas caigan al suelo. 

En los últimos años, más y más palmeras han ido desapareciendo de A Coruña. Algunas de las calles, como ocurrió en la ronda de Nelle a la altura de su cruce con la avenida de Arteixo, y otras de las propiedades privadas, como es el caso del Hospital Oncológico. En el caso de las palmeras de propiedad municipal, la alcaldesa, Inés Rey, asegura que se está haciendo todo lo posible para evitar el avance de la plaga. Por el momento, los jardines de Méndez Núñez, que albergan el palmeral más importante de la ciudad, y uno de los pocos que subsisten en el territorio nacional, persiste intacto. 

Sin embargo, los expertos consultados apuntan que es muy probable que el palmeral siga el mismo camino que la olmeda del jardín de San Carlos, donde la plaga de la grafiosis está eliminando  los árboles uno por uno, obligando a talarlos. 

La anterior concejala de Medio Ambiente, Esther Fontán, había planteado emplear un potente fungicida para tratar de eliminar la amenaza, pero no se solicitó a la Xunta el permiso preceptivo. Ahora la grafiosis sigue su curso y el Ayuntamiento está tratando de que no se contagie a través de las raíces. Hay escasas esperanzas para el olmedal.