No figuran en las estadísticas del Ministerio del Interior, pero una de las actuaciones más comunes que tiene que realizar la Policía Nacional implica a sujetos con problemas mentales. Según las fuentes consultadas, en torno a media docena a la semana en A Coruña, aunque esto es una estimación: no existen datos oficiales. A esto hay que añadir las de la Policía Local.
En estas intervenciones, son Urgencias Médicas los que actúan en primer lugar. Lo habitual es que personas que sufren trastornos graves, como la esquizofrenia o el bipolar estén integrados socialmente. A menudo se les receta unos medicamentos que les permiten ser más funcionales pero a menudo no los
toman por los efectos secundarios indeseados.
Cuando sufren una crisis, esta puede ser grave. Sobre todo cuando viven solos y nadie puede
supervisarles. Muchos viven en la calle y añaden a los trastornos mentales el problema del consumo de alcohol o de las drogas, lo que empeora la situación.
El caso más grave que se recuerda en A Coruña tuvo lugar el diciembre pasado, cuando un hombre de 35 años, paciente psiquiátrico que sufría de esquizofrenia paranoide y que vagaba por la avenida de Arteixo reventando los cristales de los coches. Un policía trató de detenerle con una pistola eléctrica pero, finalmente, tuvo que dispararle con su arma de fuego, matándole en el acto. Fue el día de Navidad.
Equipo antidisturbios
Otras intervenciones requieren la utilización de equipos antidisturbios para reducir al sujeto que está fuera de sí. En enero de 2020, un hombre se atrincheró en una habitación de su casa de la calle Real y se autolesionó con un cuchillo después de una disputa familiar. Atrincherados con escudos, usaron gases lacrimógenos para reducirle.
En enero del año pasado, la Policía Local empleó un táser para reducir a otro individuo en un altercado en Os Mallos. También estaba alterado y era, curiosamente, un agente que se encontraba de baja por ese motivo. De hecho, había protagonizado varios altercados, algunos violentos, como uno en el que intentó huir con su coche arrastrado a un policía.
“Hay algunos que ya los conocemos porque hemos tenido que acudir varias veces”, señala un agente veterano. Siempre resulta un asunto delicado porque no se está tratando con un delincuente, sino con una persona con problemas graves que muchas veces no quiere ser tratado.
Muchas veces no es tan dramático, pero genera graves tensiones en la convivencia, como ocurre en la comunidad de la calle Barcelona. En este caso, un hombre de casi 70 años que los vecinos denuncian que acosa a las mujeres del edificio, incluidas las menores. A pesar de que han ganado un juicio con él, nunca ha sido detenido. Piden que intervengan los servicio sociales, pero nadie puede obligar a una persona a tomar una medicación, aunque tenga un trastorno.