Si la cuestión primigenia de cualquier partido o iniciativa política pasa por recabar o conseguir el mayor número de apoyos posible entonces Yolanda Díaz debería estar satisfecha con la puesta de largo de Sumar en la ciudad. La ministra de Trabajo consiguió superar sus propias expectativas y que la Sala de Cámara del Palacio de la Ópera se quedase pequeña para el autodenominado proceso de escucha de su proyecto. 350 personas lo realizaron de primera mano y alrededor de otras 200 se quedaron a las puertas del recinto, una vez se había superado el aforo máximo.
De puertas para dentro Díaz se apoyó en cuatro testimonios de diferentes sectores laborales, en una reinvindicación del coruñesismo del que ella misma hizo bandera y repasó el bagaje de la gestión de su ministerio y el Gobierno de coalición, con Feijoo como enemigo frontal. Lo hizo sumando apoyos de todo el espectro progresista, como Podemos (Isabel Faraldo), Galicia en Común (Antón Gómez-Reino), Esquerda Unida (Carmen Armada) o la Marea Atlántica (María García).
Que el escenario se iba a quedar pequeño era ya evidente cuando a las 17.30 horas, momento previsto para la apertura de puertas, la cola serpenteaba ya hasta la avenida de Arteixo. Media hora después, y tras un sencillo cálculo de espacios, Yolanda Díaz salió a agradecer el apoyo recibido y a disculparse por no poder ofrecer un asiento a todos los interesados. Desde las escaleras de acceso al Palacio de la Ópera regaló un trailer o versión resumida con las líneas maestras de lo que sería su intervención posterior: referencias a la ciudad, a María Casares, a las Irmandades da Fala, las revoluciones liberales, Manolo Rivas, la pesca y la sombra de la extrema derecha. “El país de Feijoo y la extrema derecha es muy pequeño”, advirtió. .
Un aula magna
Crearon la atmósfera idónea las intervenciones de cuatro protagonistas de sectores con presencia en el debate público local: un trabajador de Teleperformance, un percebeiro y dos profesores universitarios, uno vinculado a las nuevas tecnologías y otro arquitecto, con el derecho a la vivienda como trasfondo. Para cada uno tuvo Díaz un anuncio o un guiño: anunció su determinación para prohibir la deslocalización, criticó el enriquecimiento de las grandes empresas a costa del sector pesquero y prometió congelar la subida hipotecaria “con carácter retroactivo”.
“O peso da inspección de Traballo vai caer sobre esas empresas”, advirtió la ministra al referirse a la deslocalización.
Casi una hora de Yolanda
Para cuando llegó su momento, Díaz realizó una versión extendida de las líneas maestras dibujadas en la escalinata exterior. Lo hizo apelando a su nacimiento en el Materno y con A Coruña como ejemplo histórico y de presente. “Nacín no Materno e exerzo de galega sen complexos”, recordó. “A Coruña é a cidade de María Casares, a nosa mellor actriz e, como ela dicía, unha cidade aberta e libre; eu quero un país así”, añadió.
Después de volver nuevamente desde los valores de las Irmandades da Fala hasta el espíritu de Nunca Máis aprovechó para recordar lo que calificó de primeras fake news de la historia: la gestión popular de la catástrofe y la posterior de Alberto Núñez Feijoo en la Xunta. La segunda parte de la intervención de la ministra, más institucional y menos pasional, dio paso a un turno de cinco preguntas del público. l