La movilidad es el gran reto para A Coruña, que tiene que afrontar la desventaja que genera su situación en una península. En los últimos años, al tráfico usual se ha unido el de las empresas de reparto de compras por internet: furgonetas omnipresentes que recorren la ciudad llenas de paquetes, que aparcan en cualquier esquina y que van y vuelven de sus bases en los polígonos comerciales. Ayer, el presidente de la Autoridad Portuaria, Martín Fernández Prado, lanzó una idea para solucionar el problema, al señalar que los terrenos portuarios están en una situación ideal para el reparto de última milla.
Este concepto se refiere precisamente al reparto final de paquetería que suelen generar gigantes de venta online como Amazon. Se trata de cómo ubicar en la ciudad puntos estratégicos con nodos o almacenes desde donde se hace la distribución final, ya sea a domicilio o al comercio. Y el puerto podría dar uno de esos usos. “A fin de cuentas, nuestra vocación es la logística”, señaló Prado al finalizar su intervención en la Cámara de Comercio. El presidente del Puerto recalcó que no existe ningún proyecto que incluya una base para el reparto de última milla en los terrenos portuarios, que se están abriendo al público paulatinamente. La Concejalía de Movilidad lleva años pensando en un plan con el que solucionar el problema.
A día de hoy es posible contemplar docenas de furgonetas de reparto estacionadas en el acceso al polígono de Vío, docenas de vehículos que convergen en la ciudad a diario. Amazon, por ejemplo, tiene una gran nave de distribución en Sada. Una base mucho más cercana, en el corazón de la ciudad, haría el sistema no solo más rápido, sino mucho más sostenible ecológicamente.
“Tenemos mucha superficie y estamos muy próximos a la ciudad”, sostiene Prado. Es decir, en su mismo centro, a lo que hay que añadir las excelentes comunicaciones por las que discurre el tráfico pesado, como es la ronda de Camilo José Cela. Una nave de distribución en los muelles permitiría reducir la huella de carbono. Es más, al estar tan cerca del centro, permitiría incluso que parte de los envíos se pudieran realizar en bicicleta.
Pero la instalación de los terrenos portuarios de última milla es por el momento solo una posibilidad más de las muchas que ofrece este espacio que, como no se cansan de repetir los responsables políticos, representa el futuro de la ciudad. Este mismo mes se han retomado las conversaciones con la Xunta y el Ayuntamiento de cara a alcanzar un nuevo acuerdo con respecto a la transformación de la fachada marítima y, por supuesto, la solución a la deuda que arrastra el puerto por la construcción de Punta Langosteira y que debía solventarse con una operación urbanística de los muelles de la ciudad.
Sobre esta cuestión, fuentes municipales aseguraron que entre el Gobierno local y el presidente de la Autoridad Portuaria hay una comunicación “fluida” y “la mejor disposición” para afrontar la transformación urbana de la fachada marítima contando con todas las instituciones. De momento, se han abierto al público varios muelles, donde se han celebrado conciertos que han tenido una gran aceptación, pero poco más.
En agosto, el primer teniente de alcaldesa y concejal de Economía y Planificación Urbana, José Manuel Lage Tuñas, había declarado que antes de que finalice este año esperaban “sentar las bases” para el desarrollo de los muelles interiores. Quizá haya espacio para la última milla. A fin de cuentas, ya hace tiempo que se plantea una zona de intercambio modal aprovechando la terminal del Adif en San Diego