Un bar de A Coruña explota después de que lo cierren y llama a la unión del sector

El Ayuntamiento recuerda que el local estará cerrado tres meses por trucar el limitador de decibelios
Un bar de A Coruña explota después de que lo cierren y llama a la unión del sector
Un viandante lee el comunicado de La Intrusa | Patricia G. Fraga

Se ha convertido en un hábito de los hosteleros en los últimos meses el, nada más despertarse, comprobar cuál de sus colegas de profesión ha sido el último en caer. Literalmente. Comentarios como "otro más", "es una escabechina" o "cómo está la ciudad", acompañados del nombre del multado o precintado en cuestión son una práctica del día a día de un tiempo a esta parte. De entre esos "caídos" recientes, la gerencia de La Intrusa, en la calle Torreiro, es la que ha decidido dar un paso al frente, alzar la voz y buscar una solución consensuada para encontrar soluciones y acabar con lo que considera "represalias".

 

Por el contrario, fuentes municipales apuntan a una trampa y a las quejas vecinales como causa de la inspección primero y el cierre posterior: "El 30 de noviembre la Policía Local fue a hacer una inspección y, aunque el local tenía el limitador de decibelios, había un botón escondido debajo de la barra para que el aparato en cuestión no saltase. El limitador de sonido, trucado, ponía que estaba siempre en 52 o 53 decibelios para poder subir el volumen de la música y el problema es que, según medición de la Policía Local, estaba a 80 Hay denuncias de gente incluso en el quinto piso".


La Intrusa no es un after ni un pub, sino que se reivindica como uno de los numerosos bares que han convertido la calle Torreiro en centro neurálgico de la marcha de primera hora. Por licencia no puede superar los 75 decibelios, "cifra inferior a la que llega a alcanzar una lavadora", apuntan fuentes del sector.

 

Tras la sanción de tres meses de cierre por la irregularidad detectada, ha realizado un comunicado que muchos de sus centenares de clientes han compartido a través de las redes sociales. "A través de los medios de comunicación nos damos cuenta que muchos locales de hostelería están recibiendo sanciones y nosotros somos un local más", afirma. "Hacemos un llamamiento al Ayuntamiento para buscar una solución entre el ocio nocturno y los vecinos, necesitamos soluciones conjuntas para esa convivencia. Esperamos llegar a un consenso para que el sector no sufra estas continuas represalias", añade. Además, desde la gerencia se recuerda que "está insonorizado, es pionero en contratar personal de seguridad para disminuir el ruido, se prohibe a la clientela salir con vasos, no se facilitan vasos de plástico, cierra entre 15 y 30 minutos antes de tiempo para que los vecinos tengan un mayor descanso  y limpia la terraza para que los vecinos no vean la calle sucia". El establecimiento de la calle Torreiro fue noticia a nivel nacional el pasado mes de septiembre cuando su dueño, Aitor Neira, reivindicó que los hosteleros pagasen por encima del convenio y puso a su local como ejemplo. 


Locales de moda

Si se le dijese a cualquier coruñés con más o menos experiencia en la noche una lista de locales como La Barbería, Tavernier o la propia Intrusa lo primero que se le vendría a la cabeza es "hipsters" o incluso "gente bien". Son paradas habituales, conocidas y concurridas para público de primera hora, pero también algunos de los últimos en caer: el primero fue precintado, el segundo multado y el tercero vetado de actividad durante los últimos próximos tres meses. "Ni son afters ni habían registrado un solo incidente en su trayectoria", se apunta desde el sector. Son solamente algunos de una lista que crece exponencialmente y de la que ya forman parte muchos que han perdido su licencia. 


Con la vorágine actual y la larga lista de causas todavía sin sentencia firme, al letrado José López Balado se le acumula el trabajo. Como si viera venir la crisis actual, el pasado mes de septiembre creó Hostega, una asesoría para situaciones como la de La Intrusa y otros muchos.

 

 

 

Precisamente, todos ellos son clientes suyos. "Solamente contando clientes míos ahora mismo tengo siete locales cerrados", lamenta. "Lo que hace falta no es cerrar locales ni cargarse el turismo o el ocio nocturno. Las normas urbanísticas están obsoletas y debería haber una reunión entre todas las partes, Ayuntamiento, vecinos y hosteleros, para llegar a un acuerdo. Las normativas de contaminación acústica son incompatibles con una actividad profesional", prosigue. 

 

Por otra parte, los afectados indican que el golpe suele dejar secuelas difíciles de superar, tanto en el caso de las multas como en el de las órdenes de cierre. En el primer caso, rara vez bajan de los 12.000 euros y pueden superar los 20.000, mientras que cuando hay un cierre de por medio el futuro del establecimiento queda hipotecado. "Al ser Zona Acústicamente Saturada, la normativa es un sinsentido en el Orzán dado el bajo volumen de pubs actualmente, cada local que cierra pierde la licencia para siempre, porque que se la concedan otra vez es muy difícil. Al final, nos quedaremos sin ocio nocturno", pronostica López Balado. "Una norma dictada a sabiendas de que no se puede cumplir es prevaricación. Si nos ponemos a aplicar la normativa a rajatabla puede cerrar todos los locales de la ciudad.El Ayuntamiento se reserva la potestad de a elegir a dedo, según dónde vayan, cuáles permanecen abiertos o cerrados", finaliza. 

 

Y todo ello mientras desde Santiago o Madrid se rifan en la reventa las entradas paras las grandes discotecas de la ciudad. "Después de Inditex, lo que más factura en esta ciudad es la hostelería", recuerdan.

 

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