Decía Francisco Vázquez que en las grandes inauguraciones coruñesas solía llover y, en ocasiones, diluviar, como cuando tocó estrenar el Obelisco en 1895. Así que, para cumplir la tradición, aquel día de septiembre de 1883 en el que llegó el tren por primera vez procedente Madrid cayó un aguacero. Vaya si lo hizo.
Quedaron así deslucidos los actos, presididos por el monarca Alfonso XII y su mujer María Cristina. Pero lo importante es que el progreso había llegado, y fíjense que entonces “el progreso” era tardar más de un día en llegar desde la capital. Desde hoy, 21 de mayo de 2024, esa distancia se cubrirá en poco más de tres horas.
El tren había partido de Madrid el 31 de agosto “a primera hora de la mañana”, cuentan las vetustas crónicas, con los monarcas y los ministros de Fomento y Marina a bordo. A las 12.40 horas de ese día se hizo una parada para almorzar frugalmente y brindar con champán francés en Monforte de Lemos. Siguió el convoy hacia Lugo, a donde llegó a las 14.00 horas. Al fin hizo su entrada en la urbe coruñesa a las 17.30 horas del 2 de septiembre en la llamada Estación del Ferrocarril del Norte o también Estación del Ferrocarril de Alfonso XII. Ese trayecto inaugural duró cincuenta horas.
Seguro que algún autóctono le dijo al monarca que había sido su madre, en 1858, un cuarto de siglo atrás, la que había inaugurado las obras. De hecho, la paleta que empleó la monarca en este acto se conserva hoy día en el castillo de San Antón (ahora Museo Arqueológico), y fue una de las piezas más llamativas de la exposición conmemorativa de los 800 años de la ciudad.
Ya en la ciudad coruñesa, y según apunta el historiador Fernández Caamaño, el séquito real y las autoridades que lo acompañaron se dirigieron a la iglesia parroquial de San Jorge, donde el cardenal-arzobispo de Santiago ofició un acto litúrgico acompañado de un Tedeum. La posterior cena de gala, para 45 comensales, tuvo lugar en la sede de la Diputación Provincial. A la jornada siguiente, la reina María Cristina de Habsburgo-Lorena visitó un centro de beneficencia.
No se escatimaron gastos en los actos de bienvenida. Se instalaron cuatro arcos triunfales: dos en la calle Real, otro en San Andrés y un cuarto en la plaza de la Harina (hoy de Azcárraga). Además, en el puerto fondearon para tan especial ocasión cuatro fragatas de la Marina Real Española: ‘Victoria’, ‘Carmen’, ‘Numancia’ y ‘Lealtad’. Pero lo más espectacular fue la instalación en los días previos de un volcán artificial en el medio de la bahía, en concreto sobre la isla de los Judíos (después tapada por el muelle del Este).
El servicio que a partir de entonces se puso en marcha entre Madrid y la urbe herculina no tardaba, evidentemente, 50 horas. Según una guía turística de 1890, el servicio exprés duraba 25 horas y 55 minutos. Se iniciaba a las 16.25 y llegaba a las 18.20 del día siguiente, tras atravesar localidades como Las Rozas, Villalba, Segovia, Medina, Valladolid, Palencia, León, Astorga, Ponferrada, O Barco, Monforte, Sarria, Lugo, Guitiriz, Teixeiro, Curtis, Cesuras, Betanzos, Cambre y O Burgo. El trayecto de vuelta entre A Coruña y la capital se realizaba, según esa publicación, en 26 horas.
El tren de alta velocidad que este martes 21 de mayo de 2024 llegue procedente de Madrid lo hará, si todo sale según lo previsto por el Adif, a las 18.14, tras tres horas y treinta minutos de trayecto. Es decir, en 141 años se ha recortado la duración en 22 horas y media.