Reportaje | El arte como aliado contra la violencia de género y las desigualdades sociales

Reportaje | El arte como aliado contra la violencia de género y las desigualdades sociales
Inés Dacuña, especialista en terapia ocupacional | JAVIER ALBORÉS

Cuando se trata de ayudar a personas que atraviesan por un momento delicado, cualquier manera que resulte efectiva es clave. Y la terapia ocupacional comienza a buscar soluciones a través del arte y los procesos creativos. “Lo que hacemos en esta profesión sociosanitaria es tratar que las personas en distintas condiciones de salud o sociales puedan retomar sus vidas en condiciones de igualdad, inclusión y equidad a través de diferentes actividades. Trabajamos para ello a nivel social y sanitario”, explica Inés Dacuña, especialista de la UDC. “El arte es un lenguaje que nos permite llegar a las personas y escucharlas. Las artes dan voz a personas que están silenciadas y en momentos complicados. Cuando el método biomédico no está funcionando, la expresión de las emociones juega un papel importante”, añade.


Son diversas las situaciones en las que esta opción puede mejorar la vida de las personas. “Por ejemplo, en situaciones de violencia de género, para dar voz a mujeres que atraviesan esa situación delicada, y se suelen dar diferentes enfoques para que puedan expresarse. También en personas que están en situación de privación de libertad, o con personas que viven en la calle y sufren algún tipo de trastorno mental”, detalla Dacuña, que es clara: “No queremos que haya un patrón ni dar un tratamiento estandarizado. Cada persona tiene unas necesidades específicas. Lo importante es generar soluciones a problemas sociales y de salud”.


En todo caso, Dacuña insiste en que cada persona debe ser trata de manera única, lejos de patrones que puedan ser lastres para cada tratamiento. “La expresión creativa permite poner el foco en situaciones que, de otra manera, podrían pasar desapercibidas. Todo el mundo tiene un potencial creativo inherente, desde que nace hasta que se muere. Puede ser más o menos estético, o mejor o peor valorado por personas entendidas en arte. Cada persona lo expresa de una forma o de otra. Es algo muy subjetivo, pero no es mejor una forma que otra. Lo importante es que nos permite conocer el mundo interior de las personas, y eso facilitará nuestra labor como terapeutas”, afirma.


Dacuña trabajó en Brasil, donde ya se aplica esta idea. “Allí, para hablar de la opresión del sistema y de la cultura patriarcal, se hicieron unos cubos de cemento en los que se iban introduciendo distintos elementos: palabras o incluso partes de una muñeca que estaba atrapada. Y a partir de ahí, se elaboraba un diálogo narrativo sobre que me está pasando y sobre lo que quiero denunciar. Los procesos creativos son una forma de activismo”, relata. “En España también estamos empezando a trabajar así”, finaliza

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