Reportaje | Gatocan demuestra que nunca es tarde para adoptar si la perra es buena

Reportaje | Gatocan demuestra que nunca es tarde para adoptar si la perra es buena
Nano y Sira compartieron hogar en Coirós durante prácticamente toda su vida

La desdicha que prácticamente desde la cuna que nunca tuvieron ha perseguido a los llamados ‘cuatro lobitos’ ha llegado a su fin con la adopción de Sira, la última inquilina de la familia que mantenía su hogar en las instalaciones de la protectora Gatocan. A los once años de edad, y después de toda una vida en Coirós, una familia le ha abierto de par en par las puertas de su casa. 


Si bien que una mascota encuentre acomodo a una edad tan avanzada es un éxito de por sí, la intrahistoria de la familia eleva la buena nueva a tintes extraordinarios, a un nivel digno de venderle los derechos a Disney. Nacidos en la cuneta donde alguien decidió a abandonar a Paquita, su madre, Jano, Lino, Nano y Sira se criaron juntos y pasaron más de una década a la espera de un nuevo hogar. Fueron muchos ‘casi’, pero cada intento tuvo un pero, muchas veces en forma de lo que se puede denominar racismo animal. “La edad era un condicionante, además del color; parece surrealista, pero con los animales también hay bastante racismo”, afirma Teresa Prado, responsable de comunicación de Gatocan a través de las redes sociales. El gran pecado de estos mestizos hijos de una podenco era ser negros.


Cambio de tendencia 
La suerte familiar empezó a cambiar en 2020. Justo un mes antes de la pandemia, en febrero, Jano fue adoptado a los ocho años de edad. Pasaron dos años más hasta que Lino, en octubre de 2022, y Nano, en noviembre, también pasaron a formar parte de un hogar como tal. La operación salida de completó hace solamente unos días, cuando a Sira se le abrieron de par en par las puertas de una familia de acogida que, desde el primer momento, ha experimentado una conexión de lo más especial. “Ninguno de los que hemos adoptado volvería a tener un cachorro”, comentan. “Esta camada es especial y debemos estar todos agradecidos”, añaden.


Y es que a pesar de ser ‘independientes’, los ‘cuatro lobitos’ jamás perdieron del todo su conexión. De eso se encargaron sus tutores, conocedores del sufrimiento que les ha perseguido desde antes incluso de nacer. Decidieron crear un grupo de whatsapp para mantener el contacto y realizar reuniones y encuentros periódicos entre los hermanos. El perfil de las familias de acogida es semejante y deja otra prueba de lo especial de los canes: todos ellos tienen gatos y otros perros con los que Jano, Nano, Lino y Sira han conectado de la mejor forma posible, hasta el punto de dormir la siesta juntos. El único punto amargo del final hollywoodiense es el hecho de que, al fallecer en 2020, Paquita no pudiera ver la felicidad de sus pequeños. 

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