La residencia pública de mayores Torrente Ballester se convirtió ayer en la primera de Galicia en ser reconocida por parte de la Confederación Española de Organizaciones de Mayores (Ceoma) como centro libre de sujecciones. Este modelo, que se prevé extender a más geriátricos, busca mejorar el trato que reciben los usuarios al final de su vida y forma parte del nuevo modelo de cuidados que la Xunta está desarrollando en Galicia.
“Asociamos el estar sujeto a no caerse. Es un error”, explica el responsable la Unidad de Coordinación y Apoyo Asistencial a Residencias y del Servicio HADO-Paliativos, Fernando Lamelo. En el área sanitaria de A Coruña y Cee, hubo el año pasado 660 entradas en el hospital por caídas de personas provenientes de residencias, de las cuales el 36% eran con traumatismo craneoencefálico y había más de 100 fracturas de cadera. “No sé si estaban atados o no. Las caídas se van a producir. Lo que tenemos que evitar son las consecuencias”, explica Lamelo, que destaca que los centros libres de sujecciones no tienen más accidentes de este tipo que las que no tienen este reconocimiento.
El director general de Mayores y Atención Sociosanitaria, Antón Acevedo, destacó que el mérito de esta distinción recae, principalmente, en el personal del centro que cada día está al lado de las personas mayores. En este sentido, señaló que el modelo de atención de la Xunta prioriza el trato individualizado a los residentes y busca evitar el uso de sujeciones, “yendo más allá del cumplimiento de la normativa”.
Acevedo también manifestó que para eliminar el uso de medidas de contención, la Xunta trabaja en la formación continua del personal, la adaptación de los espacios para hacerlos más accesibles y el uso de nuevas tecnologías para la detección de caídas y otras incidencias.
También estuvo presente en el acto Antonio Burgueño Torrijano, director técnico del Programa Desatar al Anciano y al enfermo de Alzheimer. Esta iniciativa, que nació hace más de 20 años, recoge las peticiones de los residentes: “La gente mayor quería que los profesionales llegasen a asumir el desafío de cuidar a las personas sin recurrir a sujecciones físicas ni farmacológicas”.
Burgueño también reflexiona sobre la influencia de la cultura. “Estamos en un país proteccionista. Pensamos que las personas mayores si están a nuestro cargo no se pueden caer. Es una visión muy paternalista. En el norte de Europa las sujecciones no existen porque no les cabe en la cabeza”, afirmó.
Coincidiendo con la entrega de este certificado, el centro Torrente Ballester acogió una jornada sobre los cuidados sin sujeciones y el buen trato dirigida a profesionales de las residencias del área sanitaria de A Coruña.