A Coruña es una ciudad muy densa, así que se puede llegar a cualquier sitio a pie, siempre que se esté dispuesto a afrontar las cuestas. El Ayuntamiento está a favor de que los coruñeses practiquen este hábito de poner un pie delante del otro para llegar a cualquier sitio y de ahí la ronda peatonal, que unirá A Gaiteira con Barcelona, que ha ido construyendo también paso a paso. Este último paso es el de la calle de Antonio Carballo y cuya licitación, según la concejala de Movilidad, Noemí Díaz, es inminente. Eso significa que la ronda peatonal estará finalizada antes de que acabe 2025. Díaz destacó la importancia que tienen para el comercio local peatonalizaciones como esta y que la ronda peatonal sirve para conectar cuatro de las calles más comerciales de otros tantos barrios de la ciudad.
La idea es que esta larga calzada, que ya se extiende a lo largo de 3,5 kilómetros, no sirva solo para desplazarse, sino de vertebrador de zonas comerciales. Si un comprador se siente con ánimos, puede empezar la jornada tomando un café en A Gaiteira, detenerse a comprar algo en Alcalde Marchesi o en Ángel Senra y aún tener tiempo para coger algo para comer en el mercado de As Conchiñas, que se encuentra junto a la calle Barcelona. La Sagrada Familia, por el contrario, nunca ha disfrutado de su propia calle comercial, como Os Mallos o Agra do Orzán. Hasta ahora.
La concejala de Movilidad asegura que peatonalizar una calle ofrece más visibilidad a los negocios
Díaz hizo estas declaraciones recientemente, durante un encuentro con las asociaciones vecinales, en el centro cívico de la Ciudad Vieja. Allí resaltó la importancia que tienen para los comerciantes esas humanizaciones: “É fundamental, e no barrio da Sagrada Familia quedaba este tramo de rolda peonil que a asociación vecinal está a demandar. Ao final, fortalece e reaviva estas zonas comerciais que quedaron un pouco opacadas”.
Este último tramo de la ronda, el de la Sagrada Familia, está dividido a su vez en dos trechos: El que discurre desde Nuestra Señora de la Luz hasta San Jaime y que será totalmente peatonal, y la siguiente será Antonio Carballo, donde se eliminarán las aceras para convertirla en una calle de plataforma única, aunque dando prioridad al viandante, de forma parecida a lo que se está haciendo san Andrés. “Cando lle dás máis peso á mobilidade peonil o que estás a mellorar é ese comercio local, dás máis visibilidade”.
CIFRAS |
673.000 EUROS |
93 PLAZAS |
3,5 KILÓMETOS |
Todo el mundo tiene en mente el ejemplo de la calle Compostela. Esta peatonalización no forma parte de la ronda peatonal, pero sirvió para completar la de la plaza de Lugo. Esta pasó a ser la calle comercial más importante de la ciudad una vez se peatonalizó, desbancando a la calle Real. Sin embargo, la consultora Gesvalt advierte de que el efecto que tienen las peatonalizaciones es limitado, y que una calle no genera una gran actividad comercial únicamente por una humanización sino, sobre todo, si se instalan en ellas grandes marcas que atraen a otros pequeños negocios que se ubican en las inmediaciones para beneficiarse de los clientes de las firmas importantes.
Un ejemplo de ello es la calle Barcelona y la plaza de As Conchiñas. “Allí hay más problemas, porque no hay nada atractivo, y porque son más residenciales que propiamente comerciales”, había señalado a este respecto Roberto Castro, director territorial de Gesvalt en Galicia. Lo mismo puede decirse de la Sagrada Familia: sin un negocio reconocido importante en el barrio, ningún cliente acudirá expresamente a sus locales, excepto los residentes. La capacidad económica y el nivel de renta del Agra do Orzán, con una gran densidad de población pero bastante humilde, contribuyen a explicar el estancamiento del comercio en este barrio.
Es más probable que la peatonalización revierta comercialmente en San Andrés porque está mucho mejor situada, aunque Castro ya había señalado cuando se presentó el proyecto que no cabe esperar un cambio tan importante como en la plaza de Lugo, auténtica zona ‘premium’ de la ciudad a día de hoy.
Pese a todo, no hay que olvidar que esta ronda trata de fomentar sobre todo la movilidad a pie, y no el comercio. En realidad, aunque ha sido Inés Rey quien más ha impulsado esta infraestructura, fue planeada durante el Gobierno de Carlos Negreira, del PP. En su momento, no era más que una de las ocho rondas peatonales que contemplaba el Plan de Movilidad Urbana Sostenible (PMUS), que se redactó durante la etapa del PP en María Pita. Se proyectaban diez ejes peatonales (el de A Gaiteira-Agra do Orzán se denominaba Eje Este).
En 2015, la entonces concejala de Movilidad, la popular Begoña Freire, hablaba ya de un itinerario que “discurra por A Gaiteira, pase por Alcalde Marchesi y Puga y Parga, por el interior de Os Mallos, llegue a Ramón Cabanillas (el ascensor se había construido ese mismo mandato), cruce la Sagrada Familia y llegue a la calle Barcelona, en el Agra do Orzán”. La idea estaba allí pero, como siempre, la Administración demostró una lentitud notable en su cumplimiento. En parte, por la polémica que suelen despertar siempre las peatonalizaciones. Por ejemplo, entre los vecinos y los comerciantes, que se quejan de la pérdida de lugares de estacionamiento.
En un barrio como la Sagrada Familia, por ejemplo, no hay muchas opciones de aparcamiento. Muchas casas no cuentan con garaje propio y los alrededores ya están abarrotados de vehículos en las calles vecinales. Solo la primera fase de la Sagrada Familia eliminará algo menos de cien plazas de aparcamiento. A esto hay que añadir las quince de Antonio Carballo.
En algunos puntos, como Alcalde Marchesi, el Ayuntamiento ha caminado con pies de plomo, manteniendo durante meses un periodo de prueba para comprobar que el tráfico no resultaba afectado. En otros, como en la primera fase de Ramón Cabanillas, fue más deprisa. Pero el caso de la Sagrada Familia parece retrasarse. En octubre, la alcaldesa, Inés Rey, había anunciado que antes de que terminase el año se iniciarían los trabajos pero, por el momento, no se ha dado ese penúltimo paso.