La Temporada Lírica de Amigos de la Ópera comienza oficialmente esta tarde en el Palacio de la Ópera (19.00 horas), con ‘La Boheme’, de Puccini. Se trata de una “obra muy divertida, pero que acaba muy triste”, tal y como apunta el bajo Simón Orfila, que prestará su voz a Colline, el filósofo. “Esta es una versión muy típica, que respeta mucho el libreto y donde no hay nada inventado”, adelanta el cantante.
Orfila explica que el suyo es el papel del estudiante de Filosofía. “Soy, digamos, el más serio de los tres”, dice con una sonrisa, ya que sus vocaciones desde niño, explica, eran el canto y el humor. “Es una persona muy culta, muy instruida, y que, al final, tiene ese momento que es el más famoso, una de las arias más famosas que hay para bajo, mi tipo de voz, que es la ‘Vecchia zimarra’, ese abrigo que yo siempre he llevado, que yo compré en un mercadillo y que, al final, vendo para conseguir medicación para ella, que es la novia de un amigo”, explica sobre su papel, recordando que “tengo también esa sensibilidad y sentimiento de ayudar”.
No es ni su primera vez en ‘La Boheme’ (la debutó en el Liceo de Barcelona y repitió en el San Carlo de Nápoles y en el Palacio de Festivales de Santander, entre otros) ni en A Coruña, donde llegó de la mano de Alberto Zedda y el Festival Mozart y de donde recuerda con cariño su regreso, hace cinco años, a una Temporada Lírica que presumía del ‘Don Giovanni’ de Carlos Saura.
“Me encanta el olor a mar”, indica el bajo menorquín sobre la ciudad. “Se come... demasiado”, apunta entre carcajadas, “pero muy bien”. “Y cómo te acoge el teatro y la gente”, elogia a la ciudad herculina.
En su familia predominaban las grandes voces, aunque “eran todos amateur”. Fue un buen caldo de cultivo para querer dedicarse a la música. Aunque eran dos sus opciones de futuro: “De niño tenía muy claro que quería ser cantante de ópera o humorista”, explica entre risas.
El mundo de la música le dejó desarrollar ambas facetas. “Yo canto muchas óperas bufas, donde el personaje es cómico, ahí tengo las dos vertientes, canto y hago reír a la gente, osea que me siento totalmente realizado”.
Se considera obrero de la ópera, “lo que quiero es trabajar en lo que me gusta e intentar mejorar siempre”, afirma, tras recordar la importancia que tuvo en su carrera el tutelaje de Kraus. Y ese mantra le ha permitido disfrutar la profesión durante más de 25 años. Por el camino, ha podido interpretar papeles que lo han llenado, como el Felipe II de ‘Don Carlo’ o el Mustafá de ‘La italiana en Argel’. Pero tiene también alguna espinita, que se quitará en las dos próximas temporadas: “El Scarpia de ‘Tosca’ y el papel principal de ‘Attila’, de Verdi.